lunes, 11 de julio de 2011

Principios del Jazz

El surgimiento del Jazz 



Cuando el joven Louis Armstrong entró en el reformatorio por haber disparado una pistola en contra de un grupo de jóvenes rival al suyo, pensó que su vida estaba destinada al fracaso. Pero cuál no sería su sorpresa al encontrarse con un viejo maestro de música, el señor Davies, quien colocó una trompeta en sus manos; sus sueños cambiaron, y el interés por soplar el instrumento transformó su hasta ahora su miserable vida, que se debatía por salir de los barrios bajos de Nueva Orleáns. Poco después Louis realizaría el viaje que lo convertiría en una de las figuras más populares del siglo XX, de Nueva Orleáns a Chicago, llamado por King Oliver para tocar en su banda.

El jazz es el género musical imprescindible de nuestro siglo. Sus orígenes se remontan a las últimas dos décadas del siglo XIX, a las primeras manifestaciones del blues a lo largo del río Mississippi, a los cantos espirituales de los negros del Sur de Estados Unidos, al ragtime de Scott Joplin del cual se ha afirmado que es “música blanca tocada a la negra”, a los espectáculos musicales de los blancos y, sobre todo, al recuerdo de los ritmos africanos. La herencia del jazz es vasta, y sus secuelas también: es un tipo de música que ha sabido transformarse, renovarse a cada década, desde el swing y el bebop hasta el cool y el acid jazz.

Aunque el jazz no nació precisamente en Nueva Orleáns, sino en la inmediaciones del Mississippi, la ciudad habitada por franceses, españoles, negros y blancos fue probablemente la urbe que más influyó en la creación del nuevo género. Poco después de la Guerra de Secesión, Nueva Orleáns se convirtió en una de las ciudades más solicitadas por la población negra, debido a su fama de tolerancia y refinamiento; arribó no sólo una muchedumbre de negros que huía de las plantaciones, sino, principalmente, su música: el blues y los espirituales. Los antiguos esclavos descubrieron en la ciudad los instrumentos musicales y, ante el desconocimiento de las técnicas acústicas, comenzaron a improvisar, a sentir, a tocar siguiendo los caos del blues: los instrumentos se apropiaron de la cadencia de la voz y así surgieron los primeros ritmos del jazz.

Ya en esa época se daba, por otra parte, la asimilación por los blancos de la música afroamericana, asimilación que provocaría que la primera película totalmente sonora, The jazz singer, de 1927, fuera protagonizada por uno de los ídolos del espectáculo de los años diez y veinte. Al Jolson, de origen lituano; este fenómeno no se explica sin el antecedente de una de las bandas más famosas del historia del origen del jazz: la Original Dixieland Jazz Band, formado por músicos blancos, la cual tocó en bares de Chicago y Nueva York.

El jazz es una de las contribuciones más grandes que Estados Unidos ha hecho a la historia de la cultura. Se trata de un género musical caracterizado por la improvisación, por una manera espontánea de expresar la música en la que la creación individual predomina: representa una de las fusiones culturales más importantes de la historia de la música popular. Los músicos del jazz han recorrido el mundo arrebatando aplausos a los públicos más diversos, como es el caso de Louis Armstrong, quien impresionó tanto al Papa como a Nikita Kruschov.

Son numerosos los músicos que han incursionado con éxito en alguno de los diversos estilos del jazz. Blancos y negros han brillado a lo largo de este siglo como cantantes, líderes o integrantes de bandas. Entre ellos, la figura de Louis Armstrong sobresale, ya que aportó una sólida técnica musical que excluía los desacordes del jazz primitivo con una incomparable expresividad que hizo célebres canciones como Mack the Knife, What A Wonderful World o Hello Dolly. En este magnífico músico se conjuntan la innovación musical la utilización de un estilo único que improvisaba la vocalización como si ésta se tratase de un instrumento más con el impulso comercial, elementos que lo convirtieron en uno de los músicos más populares. Armstrong, de igual manera, fue una de las figuras fundamentales en la proyección internacional del jazz, y el más célebre de los fundadores de uno de sus estilos más importantes: el swing.  

Fue el clarinetista Benny Goodman quien creó el swing, el cual tuvo su esplendor entre 1935 y 1945, es decir, al mismo tiempo que Estados Unidos sufría la terrible depresión económica de los años de la Segunda Guerra Mundial. Fue ésta la época de las grandes bandas, las cuales ofrecían música para bailar, es decir, para olvidar los rigores de la depresión.

Uno de los más importantes músicos del swing fue Duke Ellington, quien llevó a los primeros lugares de popularidad más de 1.000 melodías y fue el primer compositor de jazz, profesión inusual de una música que es, esencialmente, improvisación. Ellington innovó el jazz con las bandas colectivas, en las cuales cada músico, con su personalidad e ingenio, era pieza fundamental, aunque siempre dirigidos por el grupo del Duke, así apodado por su grandeza y señorío. Su perfeccionamiento en diversos estilos del jazz lo llevó también a mezclar ritmos afrocaribeños y jazz, lo que dio como resultado lo que actualmente se conoce como Cuban jazz. El swing tuvo otros grandes músicos, entre los que se encontraban el pianista Count Basie y el arreglista Fletcher Henderson.

Sin embargo, el jazz moderno surgió de un estilo que, más que continuar por los caminos que las grandes bandas de swing habían abierto, se produjo como respuesta a la excesiva comercialización que los músicos blancos habían promovido. El bebop, representado por músicos de la talla de Dizzy Gillespie o Charlie Parker a quien Julio Cortázar dedicó un excelente relato, El perseguidor, es una música difícil, vital, que evoluciona y que, como algunos dicen, “se toca con la cabeza, no con el corazón”. El bebop cambió el modo de hacer jazz, pues fue la primera vez que no era necesario que un grupo de músicos se reuniera para crear una banda y un nuevo estilo, sino que se trata de una música creada por la inteligencia de compositores geniales. El grupo de Charlie Parker es para el jazz moderno lo que para el tradicional fue el de Louis Armstrong.  


Escenas inolvidables del siglo XX, Readers Digest de México, 1998



No hay comentarios:

Publicar un comentario