lunes, 11 de julio de 2011

Tango

El Tango

Gardel internacionalizó una expresión artística de la Argentina: el tango. Inmortalizó la figura del dandy porteño con mezcla de nobleza gaucha.


El tango nació a orillas del Río de la Plata. Poco a poco, desde sus humildes orígenes, la fuerza expresiva del tango se impuso en el mundo entero. Hoy se escucha y se baila tango en París, Tokio y Nueva York, y su música, su baile y sus letras se han convertido en la manifestación cultural más representativa del Río de la Plata.
Para entender el tango hay que imaginar la vida en el Buenos Aires de poco antes de 1900: los suburbios que se poblaban y crecían a medid que llegaban más y más inmigrantes, los patios de los conventillos, donde la multitud de negros,  italianos, españoles y criollos pobres compartían penas y alegrías y soñaban con una vida mejor. Los comienzos del tango fueron duros. Era un baile de gente pobre llena de necesidades. Para aquellos arrabales porteños que el centro de la ciudad rechazaba, el tango fue una afirmación de su forma de vivir y de sentir; expresaba la insatisfacción y los anhelos de los que habitaban en ese medio.
Al parecer, los primeros tangos aparecieron en Buenos Aires a comienzo de la década de 1880. Esas melodías no eran propiamente lo que hoy conocemos como tango; recién comenzó a definir su estilo hacia fines del siglo pasado. El origen musical del tango es un tema muy discutido. Algunos sostienen que derivó de la milonga montevideana. Otros han reconocido en sus raíces la presencia del negro con el ritmo de sus tamboriles. Otro más afirman que el tango nació en las imitaciones burlescas que los compadritos de Buenos Aires hacían de los candombes que bailaban los negros. O, según un estudioso, que “los compadritos imitaron la milonga bailada”. Es decir, la milonga cantada adquirió una coreografía y se convirtió en tango. ¿Quiénes eran los compadritos? Ernesto Sábato los define como “una mezcla de gaucho malo y de delincuente siciliano, que viene a ser el arquetipo de la nueva sociedad: es rencoroso y corajudo, jactancioso y macho”. Finalmente, hay quienes hacen descender el tango del tango andaluz.
Al principio, el tango era cosa de hombres, que lo bailaban en las esquinas de Buenos Aires. Las mujeres se incorporaron años después. El baile entre los hombres constituía una demostración de destreza, de habilidad, de lucimiento. Incluso cuando más tarde se incorpora la mujer, ésta no era el ingrediente fundamental de la danza. Sólo cuando el tango se muda a la noche, cuando comienza a bailarse en los cabarets, se convertirá en pretexto para la conquista amorosa. El narcisismo de los compadritos prestará más atención al tango que a su compañera de bailes. Ni siquiera le importaba que fuera bonita; lo importante era que fuera buena para acompañarlo.
De las orillas, el tango pasó al centro de la ciudad. De las esquinas de Buenos Aires pasó a bailarse en los más diversos lugares: las romerías españolas, los piringundines, los salones, los cabarets, los patios de los conventillos, entre otros. También halló su lugar en los burdeles. Era como una antesala de la actividad esencial. Los tanguitos sonaban para amenizar la espera. Luego surgieron las academias en las que se enseñaba a bailarlo. En los conventillos, los bautismos y los casamientos eran buenas ocasiones para el tango. Allí se mezclaban canzonettas napolitanas, canciones gallegas, milongas y tangos. Con el tiempo, el tango se convirtió en un baile socialmente aceptado. Entonces es cuando entra en los salones y los teatros. 
Fundamental para el nacimiento del tango fue el aporte de los millones de inmigrantes que llegaron a la Argentina durante los últimos años del siglo XIX y los primeros del XX. Al respecto, en Tango, discusión y clave, Ernesto Sábato reflexiona acerca de la naturaleza del tango. Lo hace en respuesta al escritor argentino Carlos Ibarguren, que había afirmado que el tango no era argentino, sino un producto híbrido del arrabal porteño, un producto del mestizaje. Sábato sostiene que “... si bien es cierto que el tango es un producto del hibridaje, es falso que no sea argentino, ya que, para bien y para mal, no hay pueblos platónicamente puros, y la Argentina de hoy es el resultado (muchas veces calamitoso, es verdad) de sucesivas invasiones, empezando por la que llevó a cabo la familia de Ibarguren, a quien, qué duda cabe, los Calfucurá (indígenas de la pampa argentina) deben mirar como a un intruso, y cuyas opiniones deben considerar como típicas de un pampeano improvisado. Negar la argentinidad del tango es tan patéticamente suicida como negar a existencia de Buenos Aires.”
El tango es un baile introvertido. A este respecto, uno de los más grandes autores tangueros, Enrique Santos Discépolo, lo definió como “un pensamiento triste que se baila”. Cuando el porteño baila el tango no se divierte ni se ríe, como sí sucede con otros bailes populares. La letra de los tangos contiene continuas referencias al crecimiento descomunal de Buenos Aires de principio del siglo XX, cuentan las esperanzas, los fracasos, las nostalgias y los desengaños de los personajes del suburbio que luchan por conquistar un lugar en el laberinto de la ciudad, de esos inmigrantes recién llegados que extrañan su patria lejana, del resentimiento de los nativos contra los recién llegados. En esa letra se reproduce el habla popular, donde el castellano se mezcla con el lenguaje de los “gringos”.
A comienzos de la década de 1920, el tango comenzó a sufrir sus primeros cambios importantes. debido al crecimiento de la industria fonográfica el tango se difundió rápidamente. Surgieron las orquestas típicas, se trabajó más sobre la música y se incorporaron instrumentos como el arpa y el vibráfono.  
Durante la segunda década de nuestro siglo el tango adquirió proyección internacional. Unos años antes, el 11 de diciembre de 1890, en Toulouse, Francia, había nacido el que llegaría a ser el más grande cantor de tangos de todos los tiempos y responsable de tal proyección: Carlos Gardel. Los primeros años de la vida de Gardel han dado lugar a las más encendidas polémicas. Argentinos, uruguayos y en menor medida franceses se han adjudicado la nacionalidad del zorzal criollo. Sin embargo, la documentación existente parece probar la tesis francesa.
Gardel llegó a Buenos Aires de la mano de su madre, Berta Gardés, quien había sido abandonada por el padre de su hijo. Sus primeros años en la Argentina fueron duros. Berta era planchadora y, a partir de los ocho años, Gardel debió trabajar en diversos oficios. Sus comienzos como cantor transcurrieron en los locales nocturnos de mala reputación. Mucho antes de que triunfara en la capitales europeas, Gardel ya era conocido en Buenos Aires como el Morocho del Abasto, el barrio porteño donde vivía.
En esos años, en Buenos Aires triunfaba un cantor llamado José Razzano. Alguien afirmó que Gardel cantaba mejor e hizo los arreglos para un desafío y decidir cuál de los dos era el mejor. Tan bien cantaron los dos que a partir de ese momento quedó constituido el dúo Gardel-Razzano, que triunfó durante varios años. Sin embargo, Razzano enfermó y Gardel tuvo que continuar solo. Así fue que, en octubre de 1925, partió rumbo a Europa. El éxito fue increíble. En una carta a Razzano, Gardel le contaba que “la venta de mis discos en París es fantástica. En tres meses se han vendido 70.000, están asustados y no dan abasto. Una revista famosa, La Rampe, que sale en estos días, en lujosa edición de fin de año, llevará en la cubierta mi fotografía en colores. También verás que los catálogos de discos de París llevan mi foto en la tapa. Es bueno caer de pie...” Después llegaron las películas, como Rubias de New York, el día que me quieras y tantas otras. En medio del éxito, llegó el fatal accidente de Medellín el 24 de junio de 1935.
Uno de los más importantes renovadores del tango, quizá el último, fue Astor Piazzolla. Su música ha sido objeto de intensas polémicas, a menudo, los defensores de la vieja guardia tanguera afirman que no es tango. La introducción de instrumentos no convencionales, como la guitarra eléctrica, de rasgos jazzísticos, y de elementos compositivos propios de la música culta, le dio al tango características absolutamente nuevas.

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