domingo, 31 de julio de 2011

La música de Eladia Blázquez

Honrar la vida
Eladia Blázquez


¡No! Permanecer y transcurrir
no es perdurar, no es existir
¡Ni honrar la vida!
Hay tantas maneras de no ser,
tanta conciencia sin saber
adormecida...
Merecer la vida no es callar y consentir,
tantas injusticias repetidas...
¡Es una virtud, es dignidad!
Y es la actitud de identidad ¡más definida!
Eso de durar y transcurrir
no nos da derecho a presumir.
Porque no es lo mismo que vivir...
¡Honrar la vida!

¡No! Permanecer y transcurrir
no siempre quiere sugerir
¡Honrar la vida!
Hay tanta pequeña vanidad,
en nuestra tonta humanidad
enceguecida.
Merecer la vida es erguirse vertical,
más allá del mal, de las caídas...
Es igual que darle a la verdad,
y a nuestra propia libertad
¡La bienvenida!...
Eso de durar y transcurrir
no nos da derecho a presumir.
Porque no es lo mismo que vivir...
¡Honrar la vida!

sábado, 30 de julio de 2011

La música de Leon Gieco

La memoria

Letra y musica: Leon Gieco

Los viejos amores que no están,
la ilusión de los que perdieron,
todas las promesas que se van,
y los que en cualquier guerra se cayeron

Todo está guardado en la memoria,
sueño de la vida y de la historia

El engaño y la complicidad
de los genocidas que están sueltos,
el indulto y el punto final
a las bestias de aquel infierno

Todo está guardado en la memoria,
sueño de la vida y de la historia

La memoria despierta para herir
a los pueblos dormidos
que no la dejan vivir
libre como el viento

Los desaparecidos que se buscan
con el color de sus nacimientos,
el hambre y la abundancia que se juntan,
el mal trato con su mal recuerdo

Todo está clavado en la memoria,
espina de la vida y de la historia

Dos mil comerían por un año
con lo que cuesta un minuto militar
Cuántos dejarían de ser esclavos
por el precio de una bomba al mar

Todo está clavado en la memoria,
espina de la vida y de la historia

La memoria pincha hasta sangrar,
a los pueblos que la amarran
y no la dejan andar
libre como el viento

Todos los muertos de la A.M.I.A.
y los de la Embajada de Israel,
el poder secreto de las armas,
la justicia que mira y no ve

Todo está escondido en la memoria,
refugio de la vida y de la historia

Fue cuando se callaron las iglesias,
fue cuando el fútbol se lo comió todo,
que los padres palotinos y Angelelli
dejaron su sangre en el lodo

Todo está escondido en la memoria,
refugio de la vida y de la historia

La memoria estalla hasta vencer
a los pueblos que la aplastan
y que no la dejan ser
libre como el viento

La bala a Chico Méndez en Brasil,
150.000 guatemaltecos,
los mineros que enfrentan al fusil,
represión estudiantil en México

Todo está cargado en la memoria,
arma de la vida y de la historia

América con almas destruidas,
los chicos que mata el escuadrón,
suplicio de Mugica por las villas,
dignidad de Rodolfo Walsh

Todo está cargado en la memoria,
arma de la vida y de la historia

La memoria apunta hasta matar
a los pueblos que la callan
y no la dejan volar
libre como el viento

DAVID CAMPBELL arreglo y dirección de cuerdas / LARRY CORBETT cello / JOEL DEROVIN violin / LUIS GUREVICH piano / LEON GIECO voz

Sonidos

Los sonidos de la música

La música, en su acepción más simple, puede describirse como la yuxtaposición de dos elementos: el sonido y la duración, generalmente llamados melodía y ritmo. La unidad mínima de organización musical es la nota —es decir, un sonido con un tono y una duración específicos—. Por ello, la música consiste en la combinación de notas individuales que aparecen de forma sucesiva (melodía) o simultánea (armonía) o en ambas formas, como sucede en la mayor parte de la música occidental.

Melodía

En todo sistema musical, la creación de una melodía implica la selección de unas notas a partir de un modelo preexistente llamado escala, y de hecho es un grupo de sonidos separados por unos intervalos específicos (las distancias de tonos y semitonos que separan las notas). Por ejemplo, la escala de la música occidental de los siglos XVIII y XIX es la cromática, representada por el teclado del piano y sus 12 notas equidistantes por octava. Los compositores seleccionan, a partir de estas notas, los sonidos necesarios para producir toda su música. Gran parte de la música occidental se basa también en las escalas diatónicas —con siete notas por octava, y cuyo mejor ejemplo son las teclas blancas del teclado del piano—. Las escalas diatónicas y las pentatónicas —o sea, de cinco notas por octava, como las teclas negras del piano— son habituales en la música folclórica, y sus notas no son equidistantes.
Los intervalos pueden medirse en unidades llamadas cents, habiendo en cada octava 1.200 cents. Los intervalos típicos de la música occidental son múltiples de 100 cents (semitonos), pero en otras culturas musicales también pueden encontrarse intervalos de alrededor de 50, 150 o 240 cents, por poner algunos ejemplos. El oído humano puede distinguir intervalos tan pequeños como de 14 cents, pero no desempeñan un papel significativo en ningún sistema musical.

Ritmo

El manejo del tiempo en música se expresa mediante conceptos tales como la duración de las notas y las relaciones entre ellas, los grados relativos de dinámica sobre las diferentes notas y, particularmente, el compás.
La mayoría de la música occidental está construida sobre una estructura de pulsos que aparecen de forma regular —es decir, una estructura métrica— que puede ser explícita (como al golpear el bombo en la música popular y en las bandas de marcha) o implícita (como suele suceder en la música sinfónica o instrumental). Las tres medidas o compases más comunes de la música occidental son las unidades de cuatro tiempos (con el acento principal en el primer tiempo y uno secundario en el tercero), las de tres tiempos (con acento en el primero) y la de seis (con acento en el primero y otro secundario en el cuarto tiempo). Por convención, estos compases se denominan ¹, µ y ½. Sin embargo, se puede encontrar una complejidad mayor en la música artística del siglo XX, en la música clásica de la India y en los conjuntos de tambores de África occidental. Es más, una gran parte de la música se estructura sin un metro regular, como en algunos géneros de la India y el Próximo Oriente, o en el canto litúrgico cristiano, judío, islámico y budista.

Otros elementos

La organización dada a unos sonidos producidos de forma simultánea también es de gran importancia. Dos o más voces o instrumentos tocando juntos pueden percibirse como si produjeran melodías independientes aunque relacionadas (contrapunto). El énfasis también puede estar en la manera en que las notas que suenan de forma simultánea (los acordes) se relacionan entre sí, así como en la progresión de dichos grupos a través del tiempo (armonía).
El timbre, o calidad sonora, es el elemento musical que da cuenta de las diferencias entre los sonidos característicos de las instrumentos musicales. Los cantantes también poseen una variedad de timbres, cada cual afectado por rasgos como la tensión vocal, la nasalidad, la cantidad de acentuación y la forma de deslizamiento sonoro de nota a nota.
Una de las características más importantes de la música de todo el mundo es la posibilidad de transponerla. Una melodía puede interpretarse en varios niveles tonales y seguir siendo reconocida como idéntica siempre que se conserven las relaciones interválicas entre las notas. De forma análoga, casi siempre se podrán identificar como idénticos los patrones rítmicos, aunque se ejecuten a velocidades (rápido o lento) diferentes.
Dichos elementos de la música se usan para organizar piezas que van desde melodías simples con una escala de tres notas de sólo unos diez segundos de duración (como en las música tribales más simples), hasta obras muy complejas, como las óperas o las sinfonías. La organización de la música implica por lo general la presentación de un material básico que podrá luego repetirse con precisión o con cambios (variaciones), alternarse con otros materiales o seguir actuando continuamente para presentar nuevo material. Los compositores de todas las sociedades han alcanzado, a menudo de forma inconsciente, un equilibrio entre la unidad y la variedad. Casi todas las piezas de música contienen cierta cantidad de repetición, ya sea de notas individuales, de grupos cortos de notas (motivos) o de unidades más largas, como las melodías o las secuencias de acordes (a menudo llamadas temas).

Instrumentos

Todas las sociedades tienen música vocal y, con pocas excepciones, todas tienen instrumentos. Entre los instrumentos más simples están los palos que se golpean entre sí, los palos con muescas que se frotan, las carracas y las partes del cuerpo que se usan para producir sonido, como al golpear muslos y palmas. Estos instrumentos simples se encuentran en muchas de las culturas tribales. En todo el mundo se pueden utilizar como juguetes o para participar en rituales arcaicos. Algunos instrumentos muy complejos muestran su flexibilidad no sólo en lo que al sonido se refiere, sino también en cuanto al timbre. El piano produce la escala cromática desde la nota más grave a la más aguda de las usadas en el sistema occidental y responde, en cuanto a la calidad de sonido, a una gran variedad de toques distintos. En el órgano, cada teclado puede conectarse a voluntad a una variedad de colores tonales. En el sitâr hindú se usa una cuerda pulsada para la melodía, otras cuerdas similares sirven para las notas de pedal, mientras que otras producen sonidos fantasmagóricos gracias a la vibración por simpatía. La tecnología moderna ha utilizado los principios de la electrónica para fabricar numerosos instrumentos con una flexibilidad casi infinita.

La creación de la música

Los individuos crean la música mediante el uso de un vocabulario de elementos musicales tradicionales. En la composición —el principal acto creativo en música— se considera nuevo a algo producido mediante la combinación de elementos musicales que una sociedad reconoce como un sistema. La innovación como criterio compositivo resulta importante en la cultura occidental, aunque lo es menos en otras sociedades. En la música occidental, la composición suele ayudarse de la notación; pero en gran parte de la música popular, especialmente la de culturas folclóricas, tribales y no occidentales, la composición se realiza en la mente del compositor, que puede cantar o usar un instrumento como ayuda, y que se transmite y memoriza oralmente. Los actos creativos de la música también pueden incluir la improvisación, es decir, la creación de nueva música en el curso de la interpretación. La improvisación suele ocurrir sobre la base de algún tipo de estructura previamente determinada, como puede ser una nota o un grupo de acordes; o puede ocurrir dentro de un juego de reglas tradicionales, como sucede con las ragas de la India o los maqams del Próximo Oriente, que utilizan ciertos modos. La interpretación, que implica la relectura personal del músico de una pieza previamente compuesta, tiene un alcance innovador más limitado. Sin embargo, es posible verla formando parte de un conjunto al lado de la composición y la improvisación.
El método habitual para recordar y transmitir la música es oral o, más exactamente, auditivo: la mayoría de la música del mundo se aprende de oído. El complejo sistema de la notación musical que utiliza la música occidental es, de hecho, un gráfico que indica principalmente el movimiento del sonido y el tiempo, con una capacidad limitada para regular otros elementos más sutiles, como el timbre. Las culturas de Occidente y las de Asia poseen otros sistemas de notación: con nombres para las notas, con señales que indican posiciones de la mano o dibujando el contorno aproximado del movimiento melódico.

El papel social de la música

La música se utiliza en todo el mundo para acompañar a otras actividades. Por ejemplo, se suele relacionar en todo el mundo con la danza. Si bien no todos los cantos poseen palabras, la relación entre música y poesía es tan cercana que muchos creen que lenguaje y música poseen un origen común en los albores de la historia de la humanidad.

La función de la música

La música es uno de los componentes principales de los servicios religiosos, los rituales profanos, el teatro y todo tipo de entretenimientos. En muchas sociedades es una actividad que también puede desarrollarse por sí misma. En la sociedad occidental de finales del siglo XX, por ejemplo, uno de los usos principales de la música es la audición de conciertos, de emisiones por la radio o de grabaciones (música en sí misma). Por otra parte también existe música como parte de un fondo adaptable para actividades no relacionadas, como el estudio o las compras (la música como complemento de otra cosa). En muchas sociedades la música ha servido como entretenimiento cortesano. En todo el mundo, los músicos suelen tocar para su propia diversión. En algunas sociedades, no obstante, el uso privado de la música ha sido formalizado, como en el caso de Suráfrica donde algunos géneros y estilos especiales están reservados para ser tocados por los músicos para su entretenimiento personal.
Sin embargo, el empleo más habitual de la música es como parte del ritual religioso. En algunas sociedades tribales, la música parece servir como una forma especial de comunicación con seres sobrenaturales. Su uso destacado en los servicios cristianos y judíos modernos puede ser un remanente de un propósito original como el explicado. Otra función, menos obvia, de la música es la integración social. Para la mayoría de los grupos sociales, la música puede servir de símbolo poderoso. Los miembros de muchas sociedades comparten sentimientos de pertenencia a cierta música. En realidad, algunas minorías usan la música como un símbolo central de la identidad del grupo.
La música puede servir también como un símbolo bajo otras formas. Puede representar ideas o eventos extramusicales (como en los poemas sinfónicos del compositor alemán Richard Strauss), o puede ilustrar ideas que se presentan verbalmente en las óperas (especialmente en las del compositor alemán Richard Wagner), en el cine y en los dramas televisivos y, a menudo, en las canciones. También simboliza los sentimientos y sucesos militares, patrióticos o fúnebres. En un sentido más amplio, la música puede expresar los valores sociales centrales de una sociedad. Por ejemplo, el sistema jerárquico de las castas de la India queda simbolizado en la posición de los intérpretes de un conjunto. En la música occidental, la interrelación entre el director y la orquesta simboliza la necesidad, en la moderna sociedad industrial, de una cooperación fuertemente coordinada entre distintos tipos de especialistas.

Enciclopedia Microsoft ® Encarta ® 2005.

domingo, 24 de julio de 2011

La música de Diego Torres

Color Esperanza

Diego Torres

Sé que hay en tus ojos con solo mirar
que estas cansado de andar y de andar
y caminar girando siempre en un lugar

Sé que las ventanas se pueden abrir
cambiar el aire depende de ti
te ayudara vale la pena una vez más

Saber que se puede querer que se pueda
quitarse los miedos sacarlos afuera
pintarse la cara color esperanza
tentar al futuro con el corazón

Es mejor perderse que nunca embarcar
mejor tentarse a dejar de intentar
aunque ya ves que no es tan fácil empezar

Sé que lo imposible se puede lograr
que la tristeza algún día se irá
y así será la vida cambia y cambiará

Sentirás que el alma vuela
por cantar una vez más

Vale más poder brillar
Que solo buscar ver el sol.


La canción Color esperanza del cantante Diego Torres esta incluida en el disco Unplugged MTV editado en el 2004.

sábado, 23 de julio de 2011

Letras de tango

Al mundo le falta un tornillo
Tango 1933

Música: José María Aguilar
Letra: Enrique Cadícamo

Todo el mundo está en la estufa,
Triste, amargao y sin garufa,
neurasténico y cortao...
Se acabaron los robustos,
si hasta yo, que daba gusto,
¡cuatro kilos he bajao!
Hoy no hay guita ni de asalto
y el puchero está tan alto
que hay que usar el trampolín.
Si habrá crisis, bronca y hambre,
que el que compra diez de fiambre
hoy se morfa hasta el piolín.

Hoy se vive de prepo
y se duerme apurao.
Y la chiva hasta a Cristo
se la han afeitao...
Hoy se lleva a empeñar
al amigo más fiel,
nadie invita a morfar...
todo el mundo en el riel.
Al mundo le falta un tornillo
que venga un mecánico...
¿Pa' qué, che viejo?
Pa' ver si lo puede arreglar.

¿Qué sucede?... ¡mama mía!
Se cayó la estantería
o San Pedro abrió el portón.
La creación anda a las piñas
y de pura arrebatiña
apoliya sin colchón.
El ladrón es hoy decente
a la fuerza se ha hecho gente,
va no encuentra a quién robar.
Y el honrao se ha vuelto chorro
porque en su fiebre de ahorro
él se “afana” por guardar.
Al mundo le falta un tornillo,
que venga un mecánico.
pa' ver si lo puede arreglar.

Lo que se entiende por música

La música


La palabra cultura, etimológicamente, procede del verbo colere (cultivar). Significa el conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grados de desarrollo artístico, científico y tecnológico de una sociedad.
La cultura en este sentido, consta de elementos materiales o físicos (técnicas, máquinas, etc.) y de elementos espirituales (ideas, leyes, etc.). Los elementos espirituales de la cultura pueden ser de dos clases:
·        Elementos espirituales que se objetivan en un soporte físico: la pintura, la escultura, la arquitectura, el cine, la literatura, etc.
·        Elementos espirituales que solo se objetivan fugazmente cuando se escuchan: la poesía oral y la música. En la música, por ejemplo, no basta que exista una composición escrita; solo toma realidad expresiva cuando se ejecuta o interpreta dicha composición.

La música es un lenguaje universal de la cultura. Por esta razón la música constituye desde el principio de la humanidad una de las manifestaciones más importantes dentro del contexto cultural de cualquier época o civilización. Sería imposible concebir la cultura renacentista sin Palestrina, la cultura barroca sin Bach, el clasicismo sin Mozart, o un siglo XX sin discos.
En la cultura occidental los diccionarios suelen definir la música como un arte que trata de la combinación de sonidos en un espacio de tiempo con el fin de producir un artificio que posea belleza o atractivo, que siga algún tipo de lógica interna y muestre una estructura inteligible, además de requerir un talento especial por parte de su creador. Resulta claro que la música no es fácil de definir, aunque históricamente la mayoría de las personas han reconocido el concepto de la música y acordado si un sonido determinado es o no musical.
La música, a lo largo de la historia ha servido a los distintos pueblos para acompañar los cambios de las estaciones. En sociedades agrarias, los ciclos de la naturaleza están estrechamente vinculados a las diferentes labores del campo. Por eso, la música ha sido y es también un medio de expresar los estados de ánimo del agricultor en los trabajos de siembra, recolección, pisa de la uva, etc. Se celebra y se sigue celebrando con canciones y danzas por una buena sementera y una abundante cosecha.
Todos los pueblos poseen un patrimonio musical, rico y variado, que se manifiesta en instrumentos, como la gaita escocesa, en bailes, como la jota aragonesa, en canciones, estilos, ritmos y obras musicales, que estudian no sólo la historia de la música, sino también ciencias como la etnología y el folclore.
Conocer y conservar ese patrimonio, que ha ido enriqueciéndonos a lo largo de los siglos, es obligación de todos los miembros de una comunidad.
En la actualidad, el contacto cada vez mayor entre los distintos pueblos no debe traducirse en una unificación de las formas musicales, ni en una imposición de aquellas sustentadas por una civilización dominante, sino en un mestizaje fecundo y en un mayor conocimiento y respeto de las singularidades de cada cultura.
Dentro de una misma cultura, la variedad de manifestaciones y formas musicales es tan grande como el número de situaciones con que se encuentran o se han encontrado los diversos grupos que forman esa cultura. La música no es privativa de un grupo social. Desde los más instruidos hasta los analfabetos, elaboran formas musicales, se expresan mediante la música. En un mismo período, canta el campesino en la recolección o en la vendimia, el artista en la ópera, el tonadillero, el enamorado, el desengañado. A efectos de clasificación suele distinguirse en cada época una música culta y una música popular. La primera está sometida a reglas y leyes; la segunda surge de modo espontáneo del alma de las gentes. Esta música popular constituye la parte más importante del folclore. Cada grupo social transmite y expresa sus mensajes y emociones valiéndose de la música: hay música del ámbito familiar, del ámbito del trabajo, de las manifestaciones religiosas, de los juegos y de las solemnidades.
De manera algo similar al lenguaje, se dice que cada sociedad posee una música —es decir, un sistema autocontenido dentro del cual tiene lugar la comunicación musical y que, al igual que el lenguaje, debe aprenderse para poder ser comprendido—. Los miembros de algunas sociedades participan en varias músicas; por ejemplo, los pueblos indígenas americanos modernos toman parte tanto de su música tradicional como de la música occidental en general.
Dentro de cada música pueden coexistir diferentes estratos, que se distinguen por el grado de aprendizaje (músicos profesionales frente a aficionados), el nivel social (la música de una elite frente a la de las masas), el mecenazgo y la manera de difundirla (oralmente, por notación o a través de los medios de comunicación). En Occidente y en ciertas culturas de Asia, es posible distinguir tres estratos básicos. El primero lo forma la música artística o clásica, compuesta e interpretada por profesionales y que en sus orígenes estaba bajo los auspicios del mecenazgo de cortes y establecimientos religiosos; el segundo, la música folclórica que comparten los pueblos —especialmente en su componente rural— y que se transmite de forma oral; y el tercero, la música popular, interpretada por profesionales, difundida por la radio, la televisión, los discos, las películas y la imprenta, y consumida por el público urbano masivo.
Las expresiones musicales cambian a lo largo del tiempo: se modifica la notación musical, se inventan nuevos instrumentos, surgen nuevos gustos, situaciones, etc. La historia de la música da cuenta de esos cambios, presentando los que son comunes a todas las culturas y los que son privativos de una cultura determinada.
Sin embargo, existen áreas con límites indefinidos entre la música y otros fenómenos sonoros como el habla. Las diferentes culturas difieren en su opinión acerca de la musicalidad de varios sonidos. Por ejemplo, algunos cantos tribales simples, un estilo de canto semi-hablado, o una composición creada mediante un programa informático podrían ser o no aceptados como música por los miembros de una sociedad o subgrupo dados. Los musulmanes no consideran la entonación del Corán como un tipo de música, aunque la estructura del canto es similar a la del canto profano. El contexto social de los sonidos puede determinar si éstos se considerarán música o no. Por ejemplo, los ruidos industriales no suelen considerarse música, excepto cuando se presentan como parte de una composición controlada por un individuo creativo, lo que se denomina música concreta. No obstante, durante los últimos 50 años, las nuevas estéticas de la música occidental han desafiado este planteamiento. Compositores como John Cage han producido obras en las que el oyente es invitado a escuchar música a partir de los sonidos ambientales de un entorno.
También hay diferencia de opinión respecto a los orígenes y el significado espiritual de la música. En ciertas culturas africanas está considerada como algo exclusivo de los seres humanos; entre algunos pueblos indígenas americanos se cree que se originó para comunicarse con los espíritus. En la cultura occidental, la música se considera algo inherentemente bueno y agradable.
La música tiene diferentes funciones, y en algunas sociedades ciertos sucesos serían inconcebibles sin ella. Un estudio correcto de la música debería contemplar no sólo el sonido musical en sí mismo, sino también los conceptos que llevan a su existencia, con sus formas y funciones particulares en cada cultura y con la conducta humana que lo produce.

REGIONES MUSICALES

Cada cultura posee su propia música. Las tradiciones clásicas, folclóricas y populares de una región suelen estar muy relacionadas entre sí y son fácilmente reconocibles como parte de un mismo sistema. Los pueblos del mundo pueden agruparse musicalmente en varias grandes áreas, cada cual con su dialecto musical característico. Estas áreas son: Europa y Occidente; el Próximo Oriente y el norte de África; Asia central y el subcontinente de la India; el Sureste asiático e Indonesia; Oceanía; China, Corea y Japón; y las culturas indígenas de América. Todas coinciden vagamente con las relaciones culturales e históricas, pero resulta sorprendente comprobar que no se corresponden con las relaciones lingüísticas.
La historia de la música occidental —la más documentada gracias a la notación musical occidental— suele dividirse por convención en épocas de estabilidad relativa separadas por cortos periodos de cambios más drásticos. Los periodos aceptados por convención son la edad media (desde alrededor de 1450), el renacimiento (1450-1600), el periodo del barroco (1600-1750), la época del clasicismo (1750-1820), el romanticismo (1820-1920) y el periodo moderno. Otras culturas, aunque menos documentadas, han experimentado de forma similar cambios y evoluciones (no necesariamente siempre en la dirección de una complejidad mayor), por lo que incluso las músicas tribales más simples tienen una historia. Sin embargo, la rapidez de los transportes y los medios de comunicación en el siglo XX han propiciado la difusión de los estilos musicales de las distintas áreas geográficas por todo el mundo.


Extraído de la Enciclopedia del Estudiante de Ediciones Santillana y Biblioteca de Consulta Microsoft ® Encarta ® 2005

Palestrina

Giovanni Pierluigi da Palestrina


Giovanni Pierluigi da Palestrina (c.1525-1594), compositor italiano, uno de los principales músicos del renacimiento.

Nació en Palestrina, al sureste de Roma, y hacia 1537 entró en el coro de la iglesia de Santa María la Mayor de esta ciudad. En 1544 fue nombrado organista y director del coro de la catedral de Palestrina, abandonando en 1551 este puesto para trabajar como director del coro de la Capilla Julia de San Pedro de Roma. Después trabajó en Roma en San Juan de Letrán (1555-1560), en Santa María la Mayor (1561-1566) y como maestro de música en el Seminario de los Jesuitas (1565-1571). Entre 1567 y 1571 ocupó el puesto seglar de director musical en la Villa de Hipólito II, cardenal d'Este. En 1571 volvió a la Capilla Julia, donde permaneció hasta su muerte. Su música siempre estuvo impregnada del espíritu místico de la iglesia.

La serenidad de la música de Palestrina emana de diferentes fuentes técnicas: su música es vocal y carece de partes instrumentales, todas las voces son de carácter similar, lo que produce una sonoridad homogénea y la música es casi siempre de tipo contrapuntístico con líneas melódicas equiparables que se ejecutan al mismo tiempo. A pesar de que Palestrina sólo utilizaba algunos acordes en sus composiciones, en cada voz variaba la distancia entre las notas de los acordes, consiguiendo así cambios sutiles pero manteniendo una sensación general de constancia. En cuanto al ritmo evitaba la sensación de un pulso fuerte, permitiendo que cada voz tuviera su propia acentuación independiente. Creó un pulso sutil situando las notas disonantes o inestables en los tiempos débiles del compás y las notas consonantes o estables en los tiempos fuertes. Por último sus líneas melódicas se desarrollan a lo largo de ondulaciones largas y suaves en las cuales cualquier salto ascendente o descendente importante queda equilibrado por una vuelta al centro de la ondulación.

La obra religiosa de Palestrina incluye 102 misas, 250 motetes, 35 magnificats, 68 ofertorios y 45 himnos. Su segundo matrimonio en 1581 con una rica viuda le permitió publicar en vida gran parte de su obra (16 colecciones en sus 13 últimos años). Entre sus composiciones profanas se encuentran numerosos madrigales. A diferencia de otros compositores importantes, Palestrina no fue un innovador en cuanto a la técnica musical, sino que creó un modelo que permitiera a otros compositores emular el tono místico religioso de su música.


Enciclopedia Microsoft ® Encarta ® 2005

viernes, 22 de julio de 2011

Johann Sebastian Bach, el gran improvisador

http://increibleynocierto.files.wordpress.com
/2011/02/expresiones-culturales-bach.jpg




Bach fue el primer minimalista de la historia: con motivos muy cortos, de tan sólo cuatro notas a veces, que se repiten, se entrecruzan, se multiplican, cambian de armonía, etc, establece el "Tema con Variaciones", género adaptado por muchos compositores aunque ya anteriormente aparece en algunas obras de compositores renacentistas con el término "diferencias", que son variaciones propiamente dichas. Después de las Treinta variaciones sobre un aria en sol (Variaciones Goldberg) tenemos las Variaciones para clave de Haendel o los Andante con variaciones de Mozart o de Beethoven y los Estudios Sinfónicos en forma de variaciones de Schumann. Con respecto a la ampliación temática o gran variación, Bach es el pionero tal y como lo refleja en sus corales. El Coral variado es la manifestación más antigua que se conoce de la ampliación de un tema. Bach compuso nueve corales con ampliación, y aunque después de él este género caería en desuso, Beethoven, en el último periodo de su vida, volvió a emplearlo, dando así a la gran variación todo el valor musical que ningún compositor había dado desde J. S. Bach, tal y como lo demuestra en sus 32 variaciones sobre un vals de Diabelli.
Bach fue el primer improvisador de renombre en la música culta. Desde 1959, con ese mismo espíritu, el pianista de jazz francés, Jacques Loussier, improvisa con su trío a ritmo de swing sobre las partituras del gran maestro de la improvisación. Las Variaciones Goldberg las ha trasformado en jazz porque le ha inspirado la primera página que dice: "treinta improvisaciones sobre un tema", recargándolas con más ornamentos, añadiendo un bajo y una batería, cambiando las manos, variando el tempo, en definitiva, hermanando barroco y jazz -estilos de los siglos XVIII y XX- sobre un escenario. Otros intérpretes, como The Swingle Singers, Ludovica Mosca y Manel Camp, y el pianista Uri Caine traducen la música del cantor de Leigzip al lenguaje del jazz. Su música se ha reinterpretado más de una vez; incluso el grupo británico The Beatles utiliza acordes bachianos en sus últimas composiciones.
En su día, Bach fue un compositor barroco; Mozart y Haydn lo convirtieron en un clásico; Mendelssohn y Schumann hicieron de él un romántico; Villa-Lobos y Jacques Loussiers lo presentaron como un hijo del siglo XX. Bach es y seguirá siendo siempre, nuestro contemporáneo.

Por Paloma Socías Casquero. Profesora de piano del Conservatorio Superior de Málaga (España).
Filomúsica, Revista de música culta. 20001- www.filomusica.com 




lunes, 18 de julio de 2011

"El milagro Mozart" (Fragmento)

buenosaires.gov.ar
   En una de sus conversaciones con su secretario, J. W. von Goethe comentaba: "Es posible que el talento musical aflore tempranamente en alguien, pues tengamos en cuenta que la música puede fluir espontáneamente prescindiendo de experiencias vitales. Sin embargo, el caso de Mozart se me antoja inexplicable: ¿Cómo, si no, podría manifestarse la Divinidad, a no ser por la evidencia de los milagros que se producen  en algunos hombres que no hacen sino asombrarnos y desconcertarnos?". Con ello el poeta no hacía sino expresar su admiración incondicional ante un artista que, incomprendido por buena parte del público de su tiempo, se había convertido en algo más que un compositor: había devenido un mito, alguien a quien los artistas románticos no dudaron en tomar como referente espiritual. "El milagro Mozart" había nacido, un milagro capaz de volver  en oro aquellos géneros que tocaba, pues el compositor los abordó todos, desde la ópera hasta la canción con piano, desde la sinfonía hasta la danza cortesana. Y con un nivel de excelencia tal, que en 1785 el experimentado Franz Joseph Haydn le confesó a Leopold, el padre de Wolfgang: "Declaro ante Dios que su hijo es el compositor más grande que conozco".

   En sus 35 años de vida, casi treinta de ellos dedicados a la música, Mozart escribió más de seiscientas obras recogidas en el catálogo oficial en 1862, posteriormente ampliado con nuevos descubrimientos y atribuciones, dejando obras maestras en todos los géneros que abordó. Seguir su legado supone una aventura apasionante, que nos lleva desde unas composiciones infantiles que reproducen fielmente los esquemas de su época, hasta otras de madurez plenamente originales que abren nuevos caminos al arte de los sonidos, pasando por aquellas en las que se ve su proceso de aprendizaje, una sed inagotable de conocer y absorber las más variadas influencias y sintetizarlas en un estilo propio.

Juan Carlos Moreno
Gran Selección
Deutsche Grammophon, 2005
Santillana S.A., 2008




domingo, 17 de julio de 2011

Duke Ellington




Duke Ellington



Duke Ellington (1899-1974), compositor, director de orquesta y pianista estadounidense. Fue una de las figuras más destacadas en la historia del jazz, música que introdujo en las salas de concierto y en ceremonias religiosas. Nació Edward Kennedy Ellington en la ciudad de Washington. A los diecisiete años inició su carrera como pianista profesional. En 1923 se trasladó a Nueva York y formó una banda de diez miembros. Durante las décadas de 1930 y 1940, Ellington y su banda, que amplió el número de sus componentes, actuaron en teatros y clubes, en la radio y en el extranjero. En 1943 dirigió el primero de los nueve legendarios conciertos que ofreció anualmente en el Carnegie Hall de Nueva York.
Sus obras más características están compuestas en una forma modificada de concierto, construidas en torno a los solos de los miembros de su banda; también introdujeron con frecuencia pasajes cantados sin palabras. Su estilo es ecléctico, combina el blues, varias formas del jazz y el sonido big band de la música swing. Ha acompañado a Mahalia Jackson, Ella Fitzgerald y Billie Holiday. Entre sus canciones más famosas sobresalen “Mood Indigo” (1931), “Sophisticated lady” (1933) y “Solitude” (1934). Sus obras a gran escala incluyen Black, Brown and Beige (1943), Liberian Suite (1948), A Concert of Sacred Music (1965) y Far East Suite (1967). Compuso las bandas sonoras de las películas Anatomía de un asesinato (1959, de Otto Preminger) y Un día volveré (1961, de Martin Ritt), y de las comedias musicales Beggar's Opera (1947) y Pousse-Café (1966). A partir de 1941, el tema principal del grupo fue "Take the 'A' train", compuesta por su socio, el autor de letras y arreglista Billy Strayhorn. La autobiografía de Ellington publicada un año antes de su muerte, se titula Music is my mistress.


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lunes, 11 de julio de 2011

Tango

El Tango

Gardel internacionalizó una expresión artística de la Argentina: el tango. Inmortalizó la figura del dandy porteño con mezcla de nobleza gaucha.


El tango nació a orillas del Río de la Plata. Poco a poco, desde sus humildes orígenes, la fuerza expresiva del tango se impuso en el mundo entero. Hoy se escucha y se baila tango en París, Tokio y Nueva York, y su música, su baile y sus letras se han convertido en la manifestación cultural más representativa del Río de la Plata.
Para entender el tango hay que imaginar la vida en el Buenos Aires de poco antes de 1900: los suburbios que se poblaban y crecían a medid que llegaban más y más inmigrantes, los patios de los conventillos, donde la multitud de negros,  italianos, españoles y criollos pobres compartían penas y alegrías y soñaban con una vida mejor. Los comienzos del tango fueron duros. Era un baile de gente pobre llena de necesidades. Para aquellos arrabales porteños que el centro de la ciudad rechazaba, el tango fue una afirmación de su forma de vivir y de sentir; expresaba la insatisfacción y los anhelos de los que habitaban en ese medio.
Al parecer, los primeros tangos aparecieron en Buenos Aires a comienzo de la década de 1880. Esas melodías no eran propiamente lo que hoy conocemos como tango; recién comenzó a definir su estilo hacia fines del siglo pasado. El origen musical del tango es un tema muy discutido. Algunos sostienen que derivó de la milonga montevideana. Otros han reconocido en sus raíces la presencia del negro con el ritmo de sus tamboriles. Otro más afirman que el tango nació en las imitaciones burlescas que los compadritos de Buenos Aires hacían de los candombes que bailaban los negros. O, según un estudioso, que “los compadritos imitaron la milonga bailada”. Es decir, la milonga cantada adquirió una coreografía y se convirtió en tango. ¿Quiénes eran los compadritos? Ernesto Sábato los define como “una mezcla de gaucho malo y de delincuente siciliano, que viene a ser el arquetipo de la nueva sociedad: es rencoroso y corajudo, jactancioso y macho”. Finalmente, hay quienes hacen descender el tango del tango andaluz.
Al principio, el tango era cosa de hombres, que lo bailaban en las esquinas de Buenos Aires. Las mujeres se incorporaron años después. El baile entre los hombres constituía una demostración de destreza, de habilidad, de lucimiento. Incluso cuando más tarde se incorpora la mujer, ésta no era el ingrediente fundamental de la danza. Sólo cuando el tango se muda a la noche, cuando comienza a bailarse en los cabarets, se convertirá en pretexto para la conquista amorosa. El narcisismo de los compadritos prestará más atención al tango que a su compañera de bailes. Ni siquiera le importaba que fuera bonita; lo importante era que fuera buena para acompañarlo.
De las orillas, el tango pasó al centro de la ciudad. De las esquinas de Buenos Aires pasó a bailarse en los más diversos lugares: las romerías españolas, los piringundines, los salones, los cabarets, los patios de los conventillos, entre otros. También halló su lugar en los burdeles. Era como una antesala de la actividad esencial. Los tanguitos sonaban para amenizar la espera. Luego surgieron las academias en las que se enseñaba a bailarlo. En los conventillos, los bautismos y los casamientos eran buenas ocasiones para el tango. Allí se mezclaban canzonettas napolitanas, canciones gallegas, milongas y tangos. Con el tiempo, el tango se convirtió en un baile socialmente aceptado. Entonces es cuando entra en los salones y los teatros. 
Fundamental para el nacimiento del tango fue el aporte de los millones de inmigrantes que llegaron a la Argentina durante los últimos años del siglo XIX y los primeros del XX. Al respecto, en Tango, discusión y clave, Ernesto Sábato reflexiona acerca de la naturaleza del tango. Lo hace en respuesta al escritor argentino Carlos Ibarguren, que había afirmado que el tango no era argentino, sino un producto híbrido del arrabal porteño, un producto del mestizaje. Sábato sostiene que “... si bien es cierto que el tango es un producto del hibridaje, es falso que no sea argentino, ya que, para bien y para mal, no hay pueblos platónicamente puros, y la Argentina de hoy es el resultado (muchas veces calamitoso, es verdad) de sucesivas invasiones, empezando por la que llevó a cabo la familia de Ibarguren, a quien, qué duda cabe, los Calfucurá (indígenas de la pampa argentina) deben mirar como a un intruso, y cuyas opiniones deben considerar como típicas de un pampeano improvisado. Negar la argentinidad del tango es tan patéticamente suicida como negar a existencia de Buenos Aires.”
El tango es un baile introvertido. A este respecto, uno de los más grandes autores tangueros, Enrique Santos Discépolo, lo definió como “un pensamiento triste que se baila”. Cuando el porteño baila el tango no se divierte ni se ríe, como sí sucede con otros bailes populares. La letra de los tangos contiene continuas referencias al crecimiento descomunal de Buenos Aires de principio del siglo XX, cuentan las esperanzas, los fracasos, las nostalgias y los desengaños de los personajes del suburbio que luchan por conquistar un lugar en el laberinto de la ciudad, de esos inmigrantes recién llegados que extrañan su patria lejana, del resentimiento de los nativos contra los recién llegados. En esa letra se reproduce el habla popular, donde el castellano se mezcla con el lenguaje de los “gringos”.
A comienzos de la década de 1920, el tango comenzó a sufrir sus primeros cambios importantes. debido al crecimiento de la industria fonográfica el tango se difundió rápidamente. Surgieron las orquestas típicas, se trabajó más sobre la música y se incorporaron instrumentos como el arpa y el vibráfono.  
Durante la segunda década de nuestro siglo el tango adquirió proyección internacional. Unos años antes, el 11 de diciembre de 1890, en Toulouse, Francia, había nacido el que llegaría a ser el más grande cantor de tangos de todos los tiempos y responsable de tal proyección: Carlos Gardel. Los primeros años de la vida de Gardel han dado lugar a las más encendidas polémicas. Argentinos, uruguayos y en menor medida franceses se han adjudicado la nacionalidad del zorzal criollo. Sin embargo, la documentación existente parece probar la tesis francesa.
Gardel llegó a Buenos Aires de la mano de su madre, Berta Gardés, quien había sido abandonada por el padre de su hijo. Sus primeros años en la Argentina fueron duros. Berta era planchadora y, a partir de los ocho años, Gardel debió trabajar en diversos oficios. Sus comienzos como cantor transcurrieron en los locales nocturnos de mala reputación. Mucho antes de que triunfara en la capitales europeas, Gardel ya era conocido en Buenos Aires como el Morocho del Abasto, el barrio porteño donde vivía.
En esos años, en Buenos Aires triunfaba un cantor llamado José Razzano. Alguien afirmó que Gardel cantaba mejor e hizo los arreglos para un desafío y decidir cuál de los dos era el mejor. Tan bien cantaron los dos que a partir de ese momento quedó constituido el dúo Gardel-Razzano, que triunfó durante varios años. Sin embargo, Razzano enfermó y Gardel tuvo que continuar solo. Así fue que, en octubre de 1925, partió rumbo a Europa. El éxito fue increíble. En una carta a Razzano, Gardel le contaba que “la venta de mis discos en París es fantástica. En tres meses se han vendido 70.000, están asustados y no dan abasto. Una revista famosa, La Rampe, que sale en estos días, en lujosa edición de fin de año, llevará en la cubierta mi fotografía en colores. También verás que los catálogos de discos de París llevan mi foto en la tapa. Es bueno caer de pie...” Después llegaron las películas, como Rubias de New York, el día que me quieras y tantas otras. En medio del éxito, llegó el fatal accidente de Medellín el 24 de junio de 1935.
Uno de los más importantes renovadores del tango, quizá el último, fue Astor Piazzolla. Su música ha sido objeto de intensas polémicas, a menudo, los defensores de la vieja guardia tanguera afirman que no es tango. La introducción de instrumentos no convencionales, como la guitarra eléctrica, de rasgos jazzísticos, y de elementos compositivos propios de la música culta, le dio al tango características absolutamente nuevas.

The Beatles

Cultura pop: The Beatles

Anécdotas, versiones e imágenes que caen en el terreno de lo legendario circulan alrededor de uno de los grandes mitos de la cultura pop: Los Beatles. El 4 de septiembre de 1962, John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr entran en los estudios londinenses de Parlophone para grabar su primer disco. Love me do, Do you want to know a secret? y la explosión de Twist and Shout serán las canciones más oídas de 1962 y 1963. Fue la primera época del grupo, que representó a una juventud deseosa de romper con los estereotipos de conducta, y las actitudes y apariencias sociales para proponer otros esquemas. El suyo sería “un largo y sinuoso camino” que implicó escándalos múltiples para la sociedad inglesa, primero, y el resto del mundo, después. Lennon, en una presentación para una función por orden real, dijo a la nobleza británica: “Por favor, los que ocupan los asientos más baratos aplaudan: todos los demás pueden simplemente sacudir sus joyas.” El Dailey Express publicó después: “Los Beatles conmueven a la realeza.” El peor escándalo sobrevino cuando declararon que eran más famosos que Jesucristo.
El hombre llegó a la Luna; Los Beatles fueron más allá, pero en sentido inverso, es decir, hacia su propio interior. Decepcionados de mundos artificiales, gurús, e incluso de ellos mismos, después de su Viaje mágico y misterioso, en el que planteaban el antagonismo de Hola, adiós (“tu dices si, yo digo no”), manifestaron la incertidumbre del camino por seguir. Casi profetas de la disolución de un movimiento del que fueron iniciadores, antes que mentir, optaron por romper su propio mito y entonaron Déjalo ser (Let it be).




Elvis Presley

El rey del Rock ‘n’ Roll

“Muy pronto en la vida supe que sin una canción, el día jamás terminaría; sin una canción un hombre carece de amigos; sin una canción el camino no tendría sentido. Así que seguiré cantando.” Elvis Presley, enero de 1971

Corría el mes de septiembre de 1954. El Overton Park Shell, la sala de conciertos de Memphis, Tennessee, Estados Unidos, había escuchado con indiferencia al joven artista Elvis Presley ejecutar un par de números. Después del intermedio se volvió a presentar y empezó a interpretar That’s All Right y Good Rockin’ Tonight. De pronto se echó la guitarra a la espalda, tomó el micrófono y empezó a mover brazos y piernas, tocando la música country como nadie lo había hecho hasta entonces. Sus provocativos movimientos fueron aclamados por las chicas del público que enloquecieron e inmediato. Había nacido una nueva estrella.
El inicio de su carrera fue cuando, siendo conductor de camión en la Crown Electric de Memphis, se dirigió a la compañía Sun Record durante la hora de almuerzo, para grabar dos canciones como regalo de cumpleaños para su madre. El director de la firma Sam Phillips, no vio nada de extraordinario en él. Sin embargo, cuando un año después se presentó de nuevo y grabó That’s all right (Mama),  Phillips se dio cuenta que Elvis era la estrella que buscaba para su empresa: un hombre blanco que poseyera el sonido y el sentimiento de los artistas negros del Rhythm and Blues (R&B), esa mezcla de influencias europeas con ritmos de jazz, especialmente referidas a las sincopaciones y tonos del blues, en los que se percibían también la influencia de la música evangélica de las iglesias negras.
Hasta entonces los cantantes blancos habían intentando cantar el blues copiando mecánicamente los estilos vocales y las pautas armónicas de los cantantes de raza negra. Elvis mostraba una mezcla natural de los diferentes influencias musicales que lo habían alimentado desde su niñez.
Elvis filmó un contrato con Sun Records, convirtiéndose en parte del “Cuarteto del millón de dólares” que daría fama a la compañía, y que incluía a Jerry Lee Lewis, Carl Perkins y Johnny Cash. Sus primeros cinco discos se popularizaron en el Sur, de manera que Phillips pensó la manera de dar a conocer más a su nueva estrella.
En 1955 Elvis filmó un contrato con el representante Tom Parker, quien consiguió que se presentara en el Dorsey Brothers Stage Show, de la CBS. Luego vinieron el Steve Allen Show y su aparición en el Texaco Star Theatre de Milton Berle, después de lo cual fue llamado “Elvis the Pelvis”, refiriéndose a sus movimientos de cadera de fuerte carga erótica. Cuando se presentó en el show de Ed Sullivan, los camarógrafos de televisión recibieron la orden de enfocarlo “sólo de la cintura para arriba”, por miedo a escandalizar al auditorio. Se estima que una de estas actuaciones fue vista por cerca de 52 millones de personas.
Comprendiendo que una compañía tan limitada de capital como Sun Records no podía manejar el potencial de Elvis, Parker inició negociaciones para vender su contrato a otras grabadoras. Lo ofreció a Decca, Mercury, Columbia y Atlantic, pero finalmente se lo vendió a RCA, que le pagó 35.000 dólares, suma considerable en 1955.
En febrero de 1956 Elvis grabó sus primeros 5 títulos para RCA; uno de ellos, El hotel de los corazones rotos (Heartbreak Hotel), alcanzó el primer sitio de popularidad y fue el primero de 45 de los que se vendería un millón de copias de cada uno. También en ese año filmó Love me Tender, la primera de las 33 películas que filmó.
Se ha hablado mucho del atuendo llamativo que utilizaba en sus presentaciones, pero lo notable de Elvis Presley no está en ello; su importancia radica en que liberó a la música country de los ritmos que la obstruían, dándole un estilo de blues más libre y proporcionando al country un enfoque de música negra, que comprendía a la perfección por su convivencia desde niño con tales ambientes. A ello se aunó la profundidad de su voz, que le permitió adaptarse con facilidad a los estilos de canto negros.
Tras ser llamado a la conscripción en 1958, al reanudar su carrera de grabaciones y actuaciones presentó un estilo más moderado. En 1968 realizó una exitosa gira iniciada en Las Vegas, en la que aparecía con orquesta y con un coro similar al usado en las celebraciones evangélicas.
Cuando en agosto de 1977 se supo que Elvis había muerto, miles de personas se agruparon fuera de su domicilio como homenaje al que había sido el rey del rock ‘n’ roll.
Elvis había sido hallado en el piso del cuarto de baño por su amiga Ginger Alden. Su médico acudió de inmediato pero fue inútil: al parecer había fallecido tres horas antes; el galeno atribuyó su muerte a causas naturales. Tras divorciarse de su esposa Priscilla, 4 años antes, Elvis se había preocupado por bajar de pesos a base de dietas y medicamentos, pero esto y la costumbre de pasar la noche en vela y dormir de día deterioraron más su salud.
La muerte no terminó con su fama. Su mansión en Memphis (Graceland) es visitada como sitio de peregrinación con un promedio de 4.000 personas semanales, y sus grabaciones continúan vendiéndose.




La era de las grandes bandas



Al imponer el sonido de los metales sobre los demás instrumentos, las grandes bandas proporcionaron la música bailable que colmaba las aspiraciones de los jóvenes de la época.

Mientras el mundo se debatía en los años cuarenta  entre los horrores de la Segunda Guerra Mundial, el público encontró en la banda de Glenn Miller un motivo de alegría. Los discos que grabó y, especialmente, las películas Serenata de Sun Valley (1941) y Las viudas del jazz (1942), le valieron el título de la banda más popular de la época. Nadie pudo resistir el acariciante sonido de su trombón ni la alegría que proyectaba su orquesta. Su fama no disminuyó cuando se unió al ejército en 1942 para dirigir una banda militar que llevaría esparcimiento a los soldados del frente, labor que prosiguió hasta que en 1944, en el Canal de la Mancha se perdió el avión que lo transportaba de Francia a Inglaterra.
La orquesta de Glenn Miller fue la última del período que se conoce como la era de las grandes bandas de la música popular estadounidense, en la que ocupa un lugar destacado la sección de alientos de la orquesta. El origen de este sonido particular puede encontrarse en la evolución del rag de los años veinte popularizado por Scott Joplin, en su unión con el jazz, nacido de la misma época en las orquestas negras de la ciudad de Nueva Orleáns, Estados Unidos.
El jazz navegó por las aguas del Mississippi hasta asentarse en Saint Louis, Missouri, Chicago y Kansas City, en donde el pianista Count Basie, el primero de los solistas que surgirían en las orquestas de jazz, ofreció excelentes orquestaciones que consistía en una serie de fragmentos improvisados dentro de las normas del jazz, unidos hasta tener la forma de una composición que podía ser repetida.
Este tipo de jazz reinó en el famoso Cotton Club de la época de la Prohibición, donde el pianista Duke Ellington impuso su estilo.
Mientras tanto otros músicos buscaban nuevas formas y estilos musicales, como el Boggie Woogie, representados por Fats Waller y Earl Hines. Sin embargo la revolución absoluta la provocó un músico excepcionalmente dotado, Benny Goodman, clarinetista que a principios de los años cuarenta, fue uno de los inventores de la banda de swing.
Este artista, que fue para muchos el Rey del swing, había nacido en Chicago, ciudad estadounidense en la que adquirió una sólida formación musical. Se había iniciado con un grupo conocido como The Chicagoans, al cual pertenecían, entre otros, Glenn Miller y los hermanos Dorsey.
El público de la época posterior a la Gran Depresión de 1929-1933 buscaba un tipo de música que pudiera considerar completamente suya. La orquesta que conjuntó Goodman lograría llenar esas aspiraciones. En 1934 el músico fue contratado por la estación radiodifusora NBC para un programa llamado Let’s Dance, el cual sería transmitido de costa a costa compartiendo el tiempo con Kel Murria y su orquesta y la Waldorf-Astoria Hotel del cubano Xavier Cugat, que solía presentarse ante los grupos de alta sociedad.
Sin embargo, el éxito tardó en llegar. No fue sino hasta el último día de una gira de la banda cuando ocurrió el milagro. Mientras tocaba en el salón de baile Palomar de Los Ángeles, Benny Goodman encontró su estilo al inventar el sino big band, que, copiado y  a veces hasta mejorado por todas las bandas estadounidenses, se extendió como reguero de pólvora por todo el mundo. Además, en el Palomar y en su posterior presentación en el Teatro Paramount de Nueva York, surgió el ambiente que caracterizaría la era del swing: multitudes que bailaban jitterbug en los pasillos, chicas de bobbysoxers (tobilleras), los fans, entusiastas seguidores de los músicos, que se levantaban en grupos o uno a uno como solistas, y entre los que se contaban Harry James (trompeta), Gene Krupa (batería), Lionel Hampton (vibráfono), cada uno de los cuales formó posteriormente su propio grupo y fue elevado a la fama. Goodman presentó también como vocalista a la genial Ella Fitzgerald.
El sonido producido recibió el nombre de riff, y consistía en que, mientras los alientos de la orquesta repetían una sección, los metales imponían la melodía. Goodman tuvo el acierto de contratar a Fletcher Henderson como arreglista.
No obstante el éxito conseguido con su banda, Goodman sentía un particular interés por los pequeños grupos instrumentales y gustaba de reunir en torno suyo a varios de sus músicos para hacer lo que llamaba “jazz de cámara”. Goodman continuó su carrera como clarinetista de música clásica, destacando en interpretaciones de música de Mozart y Brahms.
Otros músicos siguieron el camino señalado por Goodman y gozaron de un enorme renombre. Artie Shaw, clarinetista como aquél, dio celebridad a la vocalista Billy Holiday e hizo enormemente popular su interpretación de la melodía latina Frenesí. El saxofonista Woody Herman reunió su propia banda en 1936.
Notables entre los seguidores del sonido creado por Benny Goodman fueron los hermanos Dorsey, Jimmy y Tommy. Separados en 1935 por una discusión sobre el tempo de una melodía, el primero continuó con la Dorsey Bros. Band y el segundo alcanzó enorme éxito con una nueva banda. La canción I’m getting sentimental over you (Me estoy poniendo sentimental contigo) le dio el título de “Caballero sentimental del swing”. Su estilo en el saxofón influiría en los músicos que lo siguieron. El cantante Frank Sinatra inició su carrera como vocalista de su banda.
La era del swing y de las grandes bandas tuvo su culminación en el concierto que la banda de Goodman ofreció en el Carnegie Hall de Nueva York en 1938. para ese entonces muchos músicos habían sido llamados al frente, los costos parta el mantenimiento de las bandas se elevaron y la música perdió toda relación con el jazz, que la había hecho nacer.
Aun cuando se acusa a Glenn Miller de haber cedido a un extremado afán comercial, lo cierto es que el sonido de su orquesta ha logrado permanecer en el favor del público, y él es el representante más conocido de las grandes bandas.

Extraído de Escenas inolvidables del siglo XX, Reader’s Digest de México, 1998

    

Ritmo y cadencia del trópico



El bolero conoció su época de esplendor en los años cuarenta. Ha formado parte integral de la vida latinoamericana sin distinción de jerarquías sociales, económicas o culturales.

El pianista y compositor cubano Juan Bruno Tarraza, autor de Soy feliz, popular éxito de la cantante María Victoria, definió así el fenómeno musical de los años cuarenta: “El bolero es cadencia, es ritmo, es suavidad, es emoción, y es el medio para expresar, con palabras, sentimientos hermosos.”
En gran parte de América Latina, cuando alguien habla de amor ya no recurre a la poesía, sino a la letra del bolero, pues ahí encuentra las palabras precisas para expresar una pasión o para reconocer el triunfo y el desdén. El bolero se ha convertido en la forma más generalizada de expresar amor, desamor, ternura o desencanto.
 Los artífices de este particular código del enamoramiento son los compositores del Caribe. Sus letras capturan la esencia de los sentimientos para transformarla en patrimonio musical común. Rafael Hernández, Pedro Flores, Bobby Capó, Sergio de Karlo, Pedro Junco, Benito de Jesús, son los nombres de algunos de los que supieron encontrar el poder musical de este son, que traduce las emociones en sonidos agradables.
De la zona cálida y sensual de las Antillas se irradió la fuerza creativa del bolero. Pasó a La Habana y luego a Yucatán, donde el bolero cubano fue adoptado por músicos y letristas de la península mexicana. Guty Cárdenas, uno de los compositores yucatecos cautivados por el género, llegó a la ciudad de México en 1927 para participar en el Festival de la Canción que organizaba el Teatro Lírico. Su composición Nunca fue un éxito verdadero. Tanto impresionó Agustín Lara al joven pianista que la frase “yo sé que nunca besaré tu boca” se metamorfoseó en su composición: “Yo sé que es imposible que me quieras”.
En 1929 otro bolero causó furor: Negra consentida, de Joaquín Pardavé, y en 1930 aparecieron Mujer y Rosa, que dieron a Lara el reconocimiento absoluto como gran compositor del género. La inauguración en México de la radiodifusora XEW, La Voz de América Latina, marcó el establecimiento, la popularidad y la difusión del bolero y de sus intérpretes. En esta primera etapa los más conocidos fueron Alfonso Ortiz Tirado, Juan Arvizu y Néstor Chaires.
A fines de los cuarenta, el mariachi, alejándose de expresiones netamente camperas, se llena de inspiración urbana y crea el bolero ranchero, Amorcito corazón, de Manuel Esperón y Pedro de Urdimala, fue el primero que se grabó. Grandes intérpretes fueron Pedro Infante, Jorge Negrete, Emilio Gálvez y Amalia Mendoza. No se limitaría a la década de su florecimiento: Lucha Villa, Vicente Fernández y Juan Gabriel son unos cuantos de sus seguidores actuales.
El ritmo, la música y la letra del bolero conjugan la sensibilidad latina. En todos los hogares latinoamericanos, ya sea con vitrola, fonógrafo, gramófono, sinfonola, rocola, tocadiscos o radio hasta disco compacto se nos regala el grito frívolo de la bohemia:

¡Que viva el placer!
¡Que viva el amor!
Ahora soy libre,
quiero a quien me quiera,
 ¡que viva el amor!

En el restaurante modesto, en el patio común de la vecindad, mientras se lava la ropa o al volante del autobús, la música del bolero penetra nuestra cotidianidad: “Quiero que vivas sólo para mi, / y que tu vayas por donde yo voy.” En las noches templadas de esta América órfica, noches de seducción y poesía, se oye a lo lejos:”Tu diste luz al sendero, / en mis noches sin fortuna; / iluminando mi cielo, / como un rayito claro de luna.” Envuelta en luces mortecinas, frente a un vaso de ron, una voz melancólica susurra: “Creí que tu vida era mía / y que tú me querías / como yo te quiero a ti.” Atraído por una piel morena, el rendido amante canta la súplica vehemente: “Que se quede el infinito sin estrellas, / o que pierda el ancho mar su inmensidad, / pero el negro de tus ojos que no muera / y el canela de tu piel se quede igual.”
Caminar en la playa, sentir la suavidad de la arena en los pies y la frescura del mar en el rostro, tenderse sobre una piedra solitaria, es atestiguar la luminosidad cautivadora de América Latina. “Tu y yo hicimos de la vida un amor, / fue de Dios que nos quisiéramos los dos.” Es, además, aceptar de buena gana el regalo de estar vivos.

Escenas inolvidables del siglo XX, Reader’s Digest de México, 1998