sábado, 8 de octubre de 2011

La música de León Gieco

Solo le pido a Dios
León Gieco


Sólo le pido a Dios
que el dolor no me sea indiferente,
que la reseca muerte no me encuentre
vacío y solo sin haber hecho lo suficiente.

Sólo le pido a Dios
que lo injusto no me sea indiferente,
que no me abofeteen la otra mejilla
después que una garra me arañó esta suerte.

Sólo le pido a Dios
que lo injusto no me sea indiferente,
si un traidor puede más que unos cuantos,
que esos cuantos no lo olviden fácilmente.

Sólo le pido a Dios
que la guerra no me sea indiferente,
es un monstruo grande y pisa fuerte
toda la pobre inocencia de la gente.

Sólo le pido a Dios
que el engaño no me sea indiferente,
si un traidor puede más que unos cuantos,
que esos cuantos no lo olviden fácilmente.

Sólo le pido a Dios
que el futuro no me sea indiferente,
Desahuciado está el que tiene que marchar
a vivir una cultura diferente


Los sonidos de la Tierra


¿Cómo hacer comprender a un habitante de un planeta lejano lo que son y cómo viven los seres humanos en la Tierra? Esta fue la pregunta que se planteó a un comité de expertos en 1977, cuando las naves espaciales de EUA Voyager 1 y 2 iban a ser lanzadas en un viaje al espacio con un saludo para cualquier forma de vida inteligente con que se toparan. Para sorpresa de muchos, los expertos coincidieron en que uno de los mejores modos de comunicarse con extraterrestres sería no con palabras o imágenes, sino con música. Dedicaron los 87 minutos del videodisco de los Voyager a una selección de los “grandes éxitos musicales de la Tierra”
¿Por qué la música? En primer lugar, porque se estructura —desde un blue de ocho compases hasta una compleja fuga de Bach— se basa en números, y la armonía es de fácil análisis matemático. Las matemáticas son el lenguaje más universal, por lo que era más probable que los extraterrestres comprendieran la estructura matemática de nuestra música más que cualquier otra cosa sobre nosotros. Además, expresa los sentimientos humanos mejor que otros medios y podría representar la variedad de culturas. No ha habido sociedades sin su música típica para expresar tristeza y dolor, alegría y tranquilidad.
Al seleccionar la música que representaría a la humanidad en el universo, la clave fue la variedad. Se eligieron canciones aborígenes de Australia, el Night Chant de los navajos y una canción de boda peruana; música de gamelán de Java, de zampoñas de las islas Salomón y de Perú, una raga de la India y música ch’in de China; piezas para gaitas de Azerbaiyán, flautas de Bambú de Japón y percusiones del Senegal.
También se incluyeron canciones de Georgia, Zaire, México, Nueva Guinea y Bulgaria; el blues Dark Was the Night con Blind Willie Jonson, Melancholy Blues con el trompetista de Jazz Louis Armstrong y Johnny B. Goode con el cantante de rock Check Berry. De la tradición culta occidental se seleccionó música para flauta renacentista, tres obras de Bach y dos de Beethoven, un aria de La flauta mágica de Mozart y La consagración de la primavera de Stravinsky.
¿Son éstos los éxitos musicales de la Tierra? Al menos son hoy los que más podrían persistir. El videodisco, de cobre con chapa de oro, fue fabricado para que dure 1.000 millones de años.

¿Sabía usted qué...? Reader’s Digest, 1990

sábado, 1 de octubre de 2011

La música de Ricardo Arjona

Historia de taxi
 

Eran las diez de la noche, piloteaba mi nave
Era mi taxi un VolksWagen del año 68
Era un día de esos malos donde no hubo pasaje
Las lentejuelas de un traje me hicieron la parada

Era una rubia preciosa, llevaba minifalda
El escote en su espalda llegaba justo a la gloria
Una lágrima negra rodaba en su mejilla
Mientras que el retrovisor decía: ve que pantorrillas
Yo vi un poco mas...

Eran las diez con cuarenta, zigzagueaba en reforma
Me dijo me llamo Norma, mientras cruzaba la pierna
Sacó un cigarro algo extraño, de esos que te dan risa
Le ofrecí fuego de prisa y me temblaba la mano.
Le pregunte por quien llora y me dijo por un tipo
Que se cree que por rico puede venir a engañarme.
No caiga usted por amores, debe de levantarse (le dije)
Cuente con un servidor si lo que quiere es vengarse
Y me sonrió

Que es lo que hace un taxista seduciendo a la vida
Que es lo que hace un taxista construyendo una herida
Que es lo que hace un taxista enfrente de una dama
Que es lo que hace un taxista con sus sueños de cama
Me pregunté...

Lo vi abrazando y besando a una humilde muchacha,
Es de clase muy sencilla, lo sé por su facha.
Me sonreía en el espejo y se sentaba de lado,
Yo estaba idiotizado, con el espejo empañado.
Me dijo: doble en la esquina, iremos hasta mi casa
Después de un par de tequilas, veremos que es lo que pasa.
Para que describir lo que hicimos en la alfombra,
Si basta con resumir que le besé hasta la sombra
Y un poco mas...

No se sienta usted tan sola, sufro aunque no es lo mismo,
Mi mujer y mi horario han abierto un abismo.
Como se sufre a ambos lados de las clases sociales,
Usted sufre en su mansión, yo sufro en los arrabales.
Me dijo vente conmigo, que sepa no estoy sola.
Se hizo en el pelo una cola, fuimos al bar donde estaban.
Entramos y precisamente él abrazaba a una chica.
Mira si es grande el destino y esta ciudad es chica.
Era mi mujer...

Que es lo que hace un taxista seduciendo a la vida
Que es lo que hace un taxista construyendo una herida
Que es lo que hace un taxista cuando un caballero
Coincide con su mujer en horario y esmero.
Me pregunte...

Desde aquella noche ellos juegan a engañarnos.
Se ven en el mismo bar...
Y la rubia para el taxi siempre a las diez,
en el mismo lugar



La música en Grecia



Aunque se ha intentado descifrar un fragmento escrito en caracteres cuneiformes procedente del pueblo hitita (c. 1900 a.C.), la música europea conocida más antigua es la de los griegos y romanos, desde el año 500 a.C. hasta el 300 d.C. La Grecia clásica fue una sociedad muy interesada en la música. Se conservan menos de una docena de ejemplos de música griega, escrita en una notación alfabética que no puede descifrarse con certeza. Los grandes pensadores griegos discutieron el papel de la música en la educación de los ciudadanos, partiendo de la idea de que la música influye en el carácter del que la escucha, y debatieron sobre su naturaleza y función en el Estado.
Conocemos muchos detalles de la música griega gracias a Platón (siglo V a C), Aristóteles (siglo IV a. C), Plutarco (siglos I y II d.C), Ptolomeo (siglo I d. C.) y otros autores. Muchos escritores antiguos creían que la música había sido creada por el dios Apolo, el músico mitológico Orfeo y otras divinidades, y que reflejaba en el microcosmos las leyes de la armonía que rigen el universo.
La música griega fue en un primer momento monódica (una sola melodía cantada o tocada sin armonía). A veces, uno o más músicos tocaban al mismo tiempo una variación de la melodía mientras otros interpretaban la versión original. Esto produjo una técnica musical algo más compleja denominada heterofonía. La asociación entre números y música fue una de las características que distinguió a la escuela pitagórica. El filósofo Pitágoras fue el primero en estudiar la relación entre la longitud y tensión de las cuerdas y los sonidos producidos por estas, y en definir teóricamente la escala de siete sonidos que seguimos usando en la actualidad.
El ritmo de la música griega estaba íntimamente unido al lenguaje. En una canción, la música reproducía el ritmo del texto. En una obra instrumental se seguían los modelos rítmicos de los pies métricos de la poesía. La estructura interna de esta música se basaba en un sistema de modos que combinaban una escala con contornos melódicos especiales y modelos rítmicos. Una organización similar existe hoy en la música islámica y en la india. Como a cada modo le correspondían características rítmicas y melódicas propias, los oyentes podían reconocerlos. Los filósofos opinaban que cada modo tenía una cualidad emocional peculiar que podían experimentar los oyentes.
En Grecia, la música tenía una importante función social relacionada con las celebraciones públicas, las ceremonias del Estado y la pompa de los soberanos. Además, estaba íntimamente unida a la poesía y el teatro, y fue parte fundamental del teatro clásico, en el que se alternaban en escena diálogos hablados con fragmentos corales cantados.
Los instrumentos griegos más habituales fueron la kithara, un tipo de lira asociada a Apolo, y el aulos, parecido al oboe, asociado al culto del dios Dioniso. La kithara se utilizaba para producir un efecto de relajación e inspiración en los oyentes y el aulos para comunicar excitación. Ambos se utilizaron en ceremonias religiosas y en el teatro, donde acompañaban a la representación de los dramas. También inventaron el hydraulis, un órgano en el que el suministro del aire se estabilizaba gracias a la presión hidráulica. La música instrumental alcanzó su cúspide en torno al 300 a.C., cuando numerosos músicos participaban en concursos.
Sin embargo, a pesar de las numerosas pruebas de interés por la música reflejadas en todo tipo de escritos, carecemos de una idea precisa de cómo podía sonar la música en la época porque, al contrario de lo que sucedió con la literatura, la escultura y la arquitectura, ares de las que sí conservamos abundantes testimonios, la música del mundo antiguo se transmitía en forma oral y, al no queda escrita, cayó en el olvido con el paso del tiempo.


Enciclopedia del estudiante, Santillana y Encarta 2005 

sábado, 17 de septiembre de 2011

La música de Jairo

Caballo loco
Música: Jairo
Letra: Daniel Salzano
 

Aquí te traigo las llaves
de la casa de Belgrano,
como quiere el abogado
 te las doy en propias manos.
Ahora la casa es tuya
vos sabrás lo que hay que hacer,
podés cerrarla, venderla,
o ponerla... o ponerla en alquiler

Me dijo el almacenero
que hay un tipo interesado,
anda loco por mudarse
y pagaría al contado.
Yo hace un mes que estoy viviendo
en un hotel de Cangallo,
aburrido como un hongo,
 y más solo que un caballo.

Vos sabés como es la vida
que se lleva en los hoteles,
durmiendo, mirando el techo,
garabateando papeles.
A vos te veo preciosa,
te has dejado el pelo largo.
te parecés al dibujo de la virgen,
de la virgen de Leonardo

Te acordás que lo compramos
cuando fuimos a Milán,
lo pegamos con dos chinches
en la puerta del desván.
Ahora tengo que irme,
estoy mal estacionado.
No tengo mucho que hacer
pero ando siempre apurado

No te vayás a olvidar
de decirle al abogado
que ya te entregué las llaves,
si no se pone pesado.
Ya sabés donde encontrarme,
en el hotel de Cangallo,
si se te ocurre llamarme
preguntá... preguntá por el caballo.

La Música de la India


Así como no existe una lengua india propiamente dicha, sino cientos de lenguajes diferentes, tampoco existe una entidad única en la música de la India. La gama de estilos y tradiciones musicales del subcontinente del sur de Asia, que comprende a los modernos estados de la India, Pakistán, Bangladesh, Nepal y Sri Lanka, está en relación con la vasta área geográfica que ocupa y la densidad de su población. Ello resulta más obvio en el caso de la música folclórica y tribal. Dado que la India es predominantemente rural, podría pensarse que dichas categorías de música son las mayoritarias. Por otra parte, el rápido desarrollo de las comunicaciones y el acceso más amplio a los medios de comunicación de masas han contribuido a crear lo que casi constituye, a pesar de las diferencias lingüísticas, una música popular pan-india, grabada y difundida por medios electrónicos. Esta música tiene su origen en la industria cinematográfica india, en la cual tienden a sumarse, a las fórmulas comunicativas habituales, otros subproductos como las canciones y los bailes. Las canciones de las películas se escuchan en toda la India, en las calles de las ciudades e incluso en las aldeas remotas, y se han convertido en una de las exportaciones culturales más importantes del país. Se trata de un género marcadamente ecléctico; toma prestado libremente desde músicas de los intérpretes indios hasta melodías populares de todo el mundo, incluidos algunos sistemas armónicos occidentales. Por otra parte, la música india se caracteriza por sus melodías para solista o al unísono, con uso frecuente de un sonido sostenido o pedal —audible o sugerido— y ciclos rítmicos. Es inigualable por su variedad de tipos melódicos y rítmicos y por los instrumentos musicales que utiliza.

Lo que generalmente se entiende por música de la India se refiere a la tradición clásica, que se basa en el sistema melódico de los raga y el sistema métrico de los tala. Esta música se remonta miles de años, a los tiempos de los cantos de los Veda, aunque alcanzó su forma actual durante los últimos 400 o 500 años. Esta evolución de casi dos mil años ha sido documentada en una serie de tratados teóricos, la mayor parte de ellos escritos en sánscrito. El término habitual de los textos en sánscrito para referirse a la música es sangit, palabra que denota la primacía de la música vocal; la música instrumental se deriva en gran parte de aquélla, y la danza es otro elemento integrador. Si bien no se espera que los músicos sean bailarines, sí es vital que los bailarines sean músicos. Las invasiones musulmanas y el establecimiento del sultanato de Delhi en el siglo XIII y del Imperio mogol en el siglo XVI en la parte norte del subcontinente, contribuyeron a la ramificación de la música clásica del siglo XVI: por una parte, en la tradición moderna de la música indostánica, y, por otra, en la tradición sureña de la música de Carnatia, así como en el cambio gradual de ambos estilos partiendo de su aplicación religiosa hasta su transformación en entretenimiento cortesano. Ambas corrientes mantienen en su base los ragas y talas, y comparten muchos otros aspectos comunes, aunque son lo suficientemente diferentes como para requerir cada una, una formación específica. Desde su independencia en 1947 y la desaparición de las cortes principescas, la música india ha llegado a las salas de conciertos, los estudios de grabación y los escenarios del mundo.


Encarta, 2005

sábado, 10 de septiembre de 2011

La música de Soda Stereo

Cancion Animal'
 

Hipnotismo de un flagelo
dulce, tan dulce
cuero, piel y metal
carmín y charol.
Cuando el cuerpo no espera
lo que llaman amor...
Cada lagrima de hambre
el más puro néctar
nada más dulce que el deseo en
cadenas.
Cuando el cuerpo no espera
lo que llaman amor...
(siempre) más
se pide y se vive
canción animal
canción animal.
No me sirven las palabras
gemir es mejor
cuando el cuerpo no espera
lo que llaman amor.
más se pide y se vive
canción animal
canción animal

Soda Stereo

Música japonesa


La música tradicional de Japón es interpretada por pequeños conjuntos de instrumentos y voces. Las composiciones suelen tener una estructura de tres partes llamadas jo-ha-kyū. Su estructura consta de una introducción, una parte a modo de relajamiento en la sección central, y un efecto de aceleración hacia el final de la obra. Esta disposición se conserva en gran parte de la música japonesa y se aplica tanto a las frases musicales individuales como a las composiciones en su conjunto.

La música del sintoísmo, la antigua religión japonesa, se llama kagura (la buena música). Se utiliza en las ceremonias religiosas o en las funciones imperiales y también en los festivales folclóricos sintoístas. Las canciones y danzas están destinadas a alabar a los dioses y a entretenerlos. La música de los festivales estacionales se interpreta con tambores, carracas y flautas; los bailarines interpretan esta música dentro y fuera de los templos. Sus actuaciones están intercaladas con cantos a los dioses.
La música budista de Japón se canta en sánscrito, chino o japonés. Se caracteriza por una profusa ornamentación y un ritmo libre. Las campanas suenan de forma intermitente. Las danzas bon-odori del festival o-bon están limitadas en sus movimientos; las acompañan cantantes y a veces la flauta, el tambor y el shamisen, un laúd de tres cuerdas.

La antigua música cortesana de Japón (gagaku) tiene sus orígenes en el siglo VIII. Proviene principalmente de China y Corea. Las orquestas gagaku pueden contar con hasta 17 músicos entre los instrumentos de viento-madera, de cuerdas pulsadas y percusión. Entre los vientos se incluye una flauta, generalmente del tipo conocido como ryûteki; un tubo corto de doble lengüeta llamado hichiriki; y un shô, un órgano de boca sin lengüetas que tiene 17 tubos de bambú insertados en una caja semiesférica con un agujero para soplar. La flauta y el tubo de doble lengüeta tocan la melodía, mientras el órgano de boca hace un fondo de sonidos superpuestos. Las frases de la música se marcan mediante los sonidos de un tambor horizontal de doble membrana (kakko), un tambor colgante grande (taiko) y un pequeño gong (shôko), así como por medio de unas melodías y arpegios cortos interpretados con el laúd de cuatro cuerdas (biwa) y la cítara de 13 cuerdas (koto). La música de gagaku utiliza seis modos o escalas de origen chino, todas ellas derivadas de dos escalas pentatónicas básicas: ryo (re, mi, fa sostenido, la, si, además de sol y do sostenido como notas auxiliares) y ritsu (sol, la, do, re, mi, además de si y fa como auxiliares). Los compases de la música de gagaku son básicamente de dos tiempos.

La música para teatro a principios de la edad media estuvo influida por la música budista primitiva. Consistía en acompañamientos al laúd de unas narraciones llamadas heikebiwa y de música para el teatro nō. Los acompañamientos al laúd establecían unas estructuras melódicas y rítmicas que solían representar emociones o situaciones específicas. La música del nō contiene partes para voces y para instrumentos. Los actores o un coro cantan mientras los instrumentistas les acompañan con un tambor de hombro (ko-tsuzumi) y un tambor de cadera (ô-tsuzumi). El conjunto instrumental completo (llamado hayashi) incluye también una flauta (nô-kan), que señala las divisiones formales dentro del drama, añade color a los momentos líricos y acompaña a las danzas, para las cuales también se usa el tambor taiko. La música de nō utiliza sus patrones melódicos y rítmicos dentro de unas formas preestablecidas, pero se toca con una velocidad (tempo) flexible. Las variaciones en el tempo de la música del nō las marcan los intérpretes de los tambores.

La forma más popular de teatro tradicional japonés es el kabuki, que se estima que nació en 1596, y logró establecerse a mediados del siglo XVII. La música de kabuki utiliza instrumentistas y cantantes, la mayoría de los cuales se sientan en la parte trasera del escenario, mientras que otros permanecen fuera de la escena ejecutando efectos sonoros y una música de acompañamiento especial. La forma principal de la música de danza en el kabuki es el nagauta, interpretado por el grupo instrumental del nō y el shamisen. La forma musical más famosa usada en las obras de marionetas se llama gidayū.

A partir de 1500 se hizo popular la música para los instrumentos solistas shamisen y koto. Originariamente, la música de ambos instrumentos era una colección de canciones cortas no relacionadas entre sí (kumiuta). Sin embargo, la música koto desarrolló algunas formas que son totalmente instrumentales y otras que son en parte vocales. Un ejemplo de forma totalmente instrumental es el danmono, que es un tema con variaciones. Un ejemplo de combinación instrumental y vocal es el jiuta, en el que se alternan las voces y los instrumentos. En los interludios instrumentales se usan de uno a tres kotos, a los que suele añadirse un shamisen y un shakuhachi, una flauta vertical. La música de shamisen es de dos tipos: piezas líricas para el entretenimiento hogareño (utaimono); y la música teatral para el drama kabuki y las obras de marionetas. El koto suele afinarse en una de las dos escalas pentatónicas de origen local: la in (re, mi bemol, sol, la, si bemol, con notas auxiliares fa y do) y el yo (re, fa, sol, la, do, con mi y si bemol auxiliares).

Cuando Mutsu-Hito se convirtió en emperador de Japón, como Meiji Tenno, en 1867, se empezaron a aceptar las influencias occidentales. Los compositores desarrollaron nuevas formas basándose en modelos occidentales. Japón posee ahora muchas orquestas y compañías de ópera excelentes. La música que se enseña en las escuelas públicas es básicamente occidental. A pesar de ello, la antigua música tradicional sigue siendo popular. Uno de los profesores responsables de la introducción de los modos europeos fue Suzuki Shin'ichi, que estudió en Berlín. Fue él quien diseñó un método muy aclamado de enseñanza musical para la infancia (especialmente el violín). Takemitsu Toru uno de los compositores modernos más conocidos de Japón, se atrevió a producir una nueva música con instrumentos japoneses utilizados a la manera occidental. Réquiem para cuerdas (1957) es una de sus obras más interpretadas. November Steps II (1967) es un concierto doble para orquesta e instrumentos japoneses, encargado por la Orquesta Filarmónica de Nueva York. También ha compuesto varias piezas para el pianista estadounidense Peter Serkin.

La música folclórica japonesa, de origen muy antiguo, existe básicamente bajo las formas de una música de carácter religioso, canciones de trabajo y acompañamientos a la danza. Los entretenimientos folclóricos, como los bailes de máscaras, el teatro folclórico y las danzas comunales, incluyen partes musicales y acompañamientos. Las tribus del norte de Japón, como los ainus, tienen una tradición musical distinta que sugiere vínculos ancestrales con el norte de Asia.


Encarta,  2005

lunes, 5 de septiembre de 2011

Johann Sebastian Bach

Concierto para violín nº1 en La menor, BWV 1041

    Este concierto data posiblemente de 1720 y es una muestra admirable de la capacidad de Bach para innovar sobre los modelos consagrados por la tradición. En este caso consigue no solo individualizar la parte del solista y de la orquesta, sino que ambos grupos intercambian material melódico y temático, se mezclan, se separan, dando una sensación de movimiento continuo, de constante cambio. El acompañamiento, aunque limitado a las cuerdas, es también más rico en detalles, en contraste con muchas páginas italianas de la época, en las que siempre es algo secundario, una especie de relleno, cuya función básica es diferenciarse del solista o acompañarlo sin que se note demasiado. Todo eso está ya presente en el Allegro inicial, un movimiento caracterizado por la energía rítmica y los contrastes entre tutti y el solista.

    El Andante central empieza en el bajo continuo, que presenta una idea de ostinato, una fórmula rítmico-melódica que se irá repitiendo inexorablemente a lo largo de todo el tiempo, sobre la cual el solista, en una intervención teñida de lirismo, despliega una sentida y ornamentada melodía. 

El Allegro assai final toma la forma de una giga, una danza típica de las suites instrumentales, que cierra la partitura de una forma brillante, acentuada por algunos pasajes fugados y por dos extensos episodios solísticos de considerable dificultad técnica para el intérprete.

Gran Selección. Deutsche Grammophon. Santillana S.A., 2008   




Wolfgang Amadeus Mozart

Sinfonía Nº 40, KV 550

    Finalizada el 27 de julio de 1778, la Sinfonía nº40 en Sol menor. KV 550 de  Mozart recurre a una orquesta integrada por una flauta, dos oboes,dos fagots, dos trompas y cuerdas, aunque existe también una segunda versión que incluye clarinetes, el instrumento preferido del compositor en esa época. Detalle interesante de ella es que está en la misma tonalidad que una de sus más originales y dramáticas sinfonías de juventud, la Sinfonía nº 25 de 1773 escrita en plena vorágine del Sturm und Drang y de su anhelo de crear obras con un componente personal importante, más subjetivas que objetivas, que anuncian la expresividad desenfrenada del romanticismo. Y ése es también el espíritu que comparte esta nueva sinfonía, un deseo de expresión que en ocasiones alcanza extremos de gran violencia, como si Mozart luchara por rebelarse ante una realidad que en esa época, a finales de la década de 1780, le era hostil: el público le daba la espalda, no conseguía encargos o los que lograba no estaban a la altura de su genio (por ejemplo, las danzas para animar los festejos de la corte), ni tampoco puestos en los estamentos musicales de la ciudad, con lo que su situación financiera era cada vez más preocupante. Y eso a pesar de la confianza ilimitada en sus facultades de un grupo de entusiastas amigos.

    Llevado por su genio como compositor de ópera, Mozart parece expresar todo esto en la Sinfonía nº40, aunque sin llegar a hacer en ningún momento una confesión programática. Por otro lado, estamos ante una música escrita con una habilidad y una inspiración que no tienen parangón en esa época. Al igual que lo que paralelamente está haciendo su amigo Franz Joseph Haydn con sus seis sinfonías de París, escritas dos años antes, y lo que hará con sus doce sinfonías de Londres, escritas entre 1791 y 1795, Mozart innova la forma: el esquema tradicional se le ha quedado pequeño y lo lleva a sus últimas consecuencias, lo hace literalmente explotar. 

    Dividida en los cuatro movimientos tradicionales, tres de los cuales siguen la forma sonata, la Sinfonía nº 40 se abre con un Molto allegro que nos introduce de lleno en el clima un tanto tenso, oscuro y sombrío que dominará toda la partitura, desde ese ominoso primer tema en los violines, bajo un fondo en corcheas de las violas, que va ganando en crispación a medida que avanza. Solo la aparición del segundo tema aportará algo de paz a este movimiento, aunque sea momentáneo, eso sí, sin que nunca pierda esa transparencia sonora inconfundiblemente mozartiana.

    El Andante es un canto melancólico, de una dulzura exquisita, gracias a los matices que aportan las maderas. El tercer movimiento, por su parte, es uno de los minuetos más agresivos y vigorosos escritos nunca por Mozart, sorprendiendo al mismo tiempo por sus irregularidades rítmicas y por ser un prodigio de escritura contrapuntística. Su trío, con el protagonismo de los instrumentos de viento, incluidas las trompas, trae algo de la gracilidad esperable en un minueto. El Allegro assai final, a pesar de unos primeros compases ligeros, llevará al máximo grado de concentración la nerviosa energía que preside toda la sinfonía, violentado todo por los constantes contrastes dinámicos, la rápida alternancia entre solistas y tutti orquesta, y una armonía exasperada, culminando en una coda igual de agitada y llena de angustia. De este modo, los cuatro movimientos dan la impresión de ser las cuatro partes de un drama que evoluciona hacia ese finale y que en él halla su  resolución. 

Gran Selección. Deutsche Grammophon. Santillana. S.A.  2008

domingo, 4 de septiembre de 2011

Tango



La música de León Gieco

"Las Madres del Amor "

 

Letra : León Gieco / Música: Luis Gurevich

Enarbolando dignidad
sobre pueblos vencidos,
abriéndose caminos entre sueño y horror,
van pariendo mucha más vida
de la que se truncó
Por siempre joven nos mira la foto de ayer y hoy

Y mañana seguirán con fuego en los pies
quemando olvido, silencio y perdón
Van saltando todos los charcos
del dolor que sangró,
desparramando fe, las Madres del Amor

Muchos son los santos que están
entre rejas de Dios
y tantos asesinos gozando de este sol
Todos los gritos rebotarán
entre los años sin voz
Silueta y catedral, campanas y reloj

Y mañana seguirán tapándole los ojos
al cielo para que no vuelva a llorar
Van cruzando este destino,
entre ignorancia y valor,
luz en la oscuridad, las Madres del Amor
 
RUSS KUNKEL batería / JIMMY JOHNSON bajo / MICHAEL THOMPSON guitarras / RICARDO MOLLO guitarra y coros / CLAUDIO MARCIELLO guitarra / EDUARDO ROGATTI guitarra y mandolín /  CHARLY GARCIA órgano / NITO MESTRE coros /  ANDRÉS JIMÉNEZ coros / GUSTAVO SATAOLALLA coros / CHIZZO NÁPOLI ccoros /  LUIS GUREVICH coros /  LEON GIECO guitarra, armónica y voces

Música árabe




La música árabe es la música de los países árabes del Oriente Próximo y del norte de África. La tradición de esta música se ha conservado en todas las regiones árabes durante miles de años. Si bien ha sufrido muchos cambios con el paso de los siglos, ha mantenido ciertos rasgos distintivos.
La tradición de la música árabe se desarrolló en las cortes de las dinastías islámicas desde el siglo VII hasta el XIII. Floreció durante la dinastía Omeya de Siria a lo largo de los siglos VII y VIII. A Bagdad, ya en época de los Abasíes, fueron llevados los mejores músicos, cuando gobernaba Harun al-Rashid (766-809), que fue mecenas de las artes musicales durante el siglo VIII. Todas las ciudades del mundo musulmán, desde España y el norte de África hasta las del Oriente Próximo, acogieron a numerosos artistas. Estos músicos solían ser a la vez compositores, poetas e intérpretes.
Si bien los principales escritos sobre música árabe aparecieron después de la expansión del Islam a principios del siglo VII, la tradición musical ya había comenzado bajo las influencias preislámicas. Antes de la expansión musulmana la música árabe había incorporado las tradiciones musicales de la dinastía sasánida (226-641) de Persia y del antiguo Imperio bizantino (siglos IV a VI), así como de la poesía cantada de la península Arábiga. Los estudiosos árabes también aprendieron de los escritos sobre música de los filósofos de la antigua Grecia. Teóricos musicales de los siglos X y XI como Alfarabí y Avicena (980-1037), construyeron sus propias teorías basándose en la tradición griega y en la música de su tiempo. Estas obras griegas traducidas por los eruditos árabes fueron más tarde objeto del estudio de los científicos y filósofos europeos.
La música árabe se crea a partir del uso de sistemas melódicos y rítmicos no armónicos. Las melodías provienen de una amplia variedad de modos melódicos, conocidos como maqamat. En los libros árabes de música se encuentran hasta 52 maqamat, de los cuales al menos una docena son de uso habitual. Estos modos utilizan más notas por octava que las escalas occidentales, con intervalos (microtonales) notablemente más pequeños que los semitonos occidentales. Las melodías árabes también suelen utilizar con frecuencia la segunda aumentada, un intervalo poco frecuente en las melodías de Occidente. Los sonidos de la música árabe son un ejercicio de melodía con sutilezas y variación creativa, que hace gala de una ornamentación continua y a menudo intrincada. En la melodía del ejemplo, la primera línea de la música representa el comienzo de una lección o una actuación simple. La segunda línea muestra las notas que el músico ha utilizado en forma de escala. Una escala similar a la que se señala es la utilizada por los maestros árabes para que sus alumnos aprendan a componer y tocar música.
La estructura rítmica de la música árabe tiene una complejidad similar. Los ciclos rítmicos tienen hasta 48 pulsos y engloban varios tiempos fuertes (llamados dums), así como tiempos débiles (llamados taks) y silencios. Para captar el modo rítmico, el oyente debe identificar un patrón largo. Es más: los músicos no tocan simplemente el patrón, sino que lo elaboran y ornamentan y, a menudo, se hace reconocible gracias a la disposición de los tiempos fuertes. El ejemplo muestra una interpretación simple del modo rítmico llamado samaci thaqil, al que sigue un patrón básico.
El control de la melodía y el ritmo de estos sistemas es fundamental para la composición y la interpretación de la música árabe. Los estudiantes también aprenden piezas musicales, tanto canciones como obras instrumentales, pero raramente las interpretan exactamente como aparecían en su composición o presentación originales. En la tradición árabe, los buenos músicos ofrecen algo nuevo en cada presentación, mediante la variación y la improvisación de piezas o modelos conocidos (taksim), de manera similar a los músicos clásicos de la India o los de jazz; estas innovaciones pueden ser composiciones prolongadas, de más de diez minutos y hasta una hora de duración, que sólo conservan una semejanza con la estructura general de los modelos.
Las invenciones del músico tradicionalmente dependen de la respuesta del público que reacciona durante la actuación, bien de forma verbal o mediante el aplauso; el silencio es interpretado como falta de interés o signo de desaprobación. Los miembros del público, en esta tradición, participan activamente en la determinación del tiempo de la actuación y en el perfil de la pieza musical, animando a los intérpretes a repetir una sección de la misma o a pasar a la siguiente.
Históricamente las palabras y la música han estado estrechamente unidas en la música árabe. El canto sigue siendo el rasgo central. Aunque se distingue de la música, el Corán —libro santo del islam— se recita en voz alta, en público, y a menudo siguiendo los modos melódicos de la música árabe. Las imprecaciones religiosas y las canciones de la música de los países islámicos se basan en el sistema musical pero enfatizan el texto de una manera similar al recitado del Corán.
La oratoria es un arte apreciado en las sociedades árabes. Tradicionalmente los recitales de poesía forman parte de las ceremonias, celebraciones y otras actuaciones. Los poemas sofisticados y los versos coloquiales suelen cantarse con la esperanza de que la ejecución del cantante profundice en el espíritu y significación del poema, aunque sin oscurecer sus juegos de palabras. El canto de una qasidah, un largo poema narrativo de temática referida a la descripción de la naturaleza, sucesos políticos o devoción religiosa, sirve de ejemplo de la tradición clásica preislámica, en la cual los cantantes seleccionan una docena o más de líneas intensas de poemas mucho más extensos y crean melodías para ellas. Sus versiones poseen variaciones e improvisaciones largas que hacen que los oyentes se sientan arrastrados por el espíritu de la poesía y la música. Esta tradición continúa en una multitud de géneros de canciones, incluso en algunas de carácter folclórico y muy coloquial que se tocan en pequeñas aldeas y operan de forma similar, es decir, combinando ideas y juegos de palabras sofisticados con una ejecución musical creativa.
Los instrumentos más utilizados en la interpretación de la música árabe son el ûd, pariente del laúd europeo y el ney, una flauta vertical de lengüeta. Entre las percusiones más habituales encontramos los tambores en forma de reloj de arena y las panderetas, con o sin platillos. Estos instrumentos varían en nombre y forma según la región de origen. En las celebraciones al aire libre se tocan instrumentos de lengüeta doble de tamaños diferentes, como el mijwiz libanés y el mizmar egipcio. El rababah, un violín árabe, está históricamente relacionado con el europeo, que hoy también puede encontrarse en muchas regiones árabes (tal como ha sido adoptado en la música clásica de la India).
Las actuaciones solistas deben provocar la participación del público, al que se considera con buen criterio, lo que representa la cima del cumplido musical para el instrumentista, una experiencia similar a la que el canto de la poesía representa para el vocalista. Durante un taqsim (una forma de improvisación instrumental), el instrumentista escoge un modo melódico, ofrece la interpretación del mismo, asciende de tesitura y modula a otros modos. En ocasiones, el intérprete desciende de nota para finalizar en el modo original. El nivel musical se mide por el virtuosismo técnico, la creatividad y la sutileza del músico para sugerir otros modos, composiciones e incluso la música de otros artistas.
Las actuaciones tradicionales —tanto si son espectáculos clásicos en salas de conciertos, como representaciones en hoteles o programas de televisión— suelen englobar actuaciones tanto instrumentales como de cantantes, a menudo en alternancia, que duran cerca de una hora y que están dispuestas de tal manera que alcanzan su cima durante la interpretación vocal. Esas colecciones de piezas —métricas o no, vocales o instrumentales, simples o complejas y muchas veces unificadas por un modo— son esenciales en la música árabe. Ejemplos de este estilo musical son las formas de la nuba, norteafricana aunque de origen andaluz, y la waslah del Mediterráneo oriental, que son las formas habituales de entretenimiento en las reuniones de los hombres árabes. Las actuaciones modernas de la vocalista egipcia Um Kalsum y del sirio Sabah Fakhri ejemplifican esta tradición en el siglo XX.
Si bien se han mantenido los principios generales, la tradición de la música árabe ha cambiado a lo largo de los siglos. Las prácticas locales características han evolucionado y se han convertido en una identidad cultural de sus sociedades respectivas. Por ejemplo, las ciudades norteafricanas de Fez, Tetuán, Tremecén y Túnez tienen distintas versiones de la nuba andalusí, lo que ayuda a definir la cultura local. Además, están estrechamente relacionadas con las historias de sus regiones. Los modos melódicos del mismo nombre se afinan con ligeras diferencias en Siria, Egipto, Irak y en los países del norte de África; la música de estas regiones se distingue por la entonación. Los modos rítmicos también tienen diferentes articulaciones según las distintas procedencias. Los estilos de las melodías y las versiones difieren. La poesía cantada, especialmente la que lo hace en un verso coloquial, cambia según los dialectos locales. El maqam iraquí no es simplemente un modo melódico, sino una serie de piezas en un modo particular. La palabra maqam en Irak conlleva un significado más cercano al de waslah o de nuba que la misma palabra en otros sitios.
Dada la ausencia de registros o notación anterior al siglo XX, resulta imposible dar un fecha certera del nacimiento de las melodías. Algunos ejemplos particulares, específicamente las de al-Andalus o las del muwashshahat sirio pueden ser centenarias, pero no parece que hayan permanecido intactas con el paso de los años. Hay piezas musicales muy conocidas de época antigua que probablemente hayan estado, a lo largo de la historia, sujetas a la reinterpretación en diferentes sitios.
En el mundo árabe se pueden encontrar cientos de tradiciones folclóricas locales, algunas de las cuales llevan las huellas de las prácticas musicales de pueblos con los que la cultura árabe ha tenido contacto. Así, se considera que las ricas tradiciones de percusión de los estados del golfo Pérsico son el resultado de un frecuente contacto con mercaderes africanos. La tradición gnawa de Marruecos toma su nombre de los esclavos guineanos llevados a Marruecos desde el África occidental. La música nubia de Egipto muestra un sistema melódico propio que utiliza una escala pentatónica (de cinco notas) e incorpora ritmos que la distinguen. En muchos casos, los oyentes locales no dudarían en englobar esas tradiciones entre los componentes propios de la música y la cultura árabes. En España la tradición árabe se enriqueció con la influencia andaluza dando origen a nuevas formas como la moaxaja y el zéjel.
La música popular árabe proviene tanto de estilos folclóricos como clásicos, en cualquier caso, de acuerdo con los intereses y experiencias de los músicos y sus públicos. Los teclados electrónicos afinados en los maqamat son los instrumentos que suelen acompañar a cantantes y al verso coloquial en las canciones populares. Los tambores y ritmos de la música folclórica son una parte fundamental de los grandes conciertos en los que intervienen músicos jóvenes. En algunos casos, los cantantes adaptan su estilo para establecer vínculos con públicos cuya lengua materna no es el árabe y tratar al mismo tiempo de mantener algo de la tradición musical propia.
La tradición de la música árabe no tiene una existencia aparte, sino que cohabita con las tradiciones de Turquía, Irán y Asia central. Existen elementos comunes en los sistemas melódicos predominantes de la dastgah persa, el mugam azerí, el makam turco, el shashmaqam uzbeco-tayico y el maqam ugur de China. Las comunidades musulmanas de todo el mundo comparten las tradiciones del recitado coránico y la canción religiosa. De forma similar, los cantos religiosos de las iglesias cristianas del Próximo Oriente, como la maronita de Siria y la copta de Egipto, son compartidos por miembros de sus iglesias en todo el mundo.


Encarta ® 2005

sábado, 27 de agosto de 2011

La música de Nino Bravo

LIBRE

Tiene casi veinte años y ya está cansado de soñar,
pero tras la frontera está su hogar, su mundo, su ciudad.


Piensa que la alambrada sólo es un trozo de metal,
algo que nunca puede detener sus ansias de volar.


Libre, como el sol cuando amanece, yo soy libre como el mar...
Libre como el ave que escapó de su prisión y puede, al fin, volar...
Libre como el viento que recoge mi lamento y mi pesar,
camino sin cesar detrás de la verdad y sabré lo que es,al fin, la libertad.


Con su amor por bandera se marchó cantando una canción,
marchaba tan feliz que no escuchó la voz que le llamó,
y tendido en el suelo se quedó sonriendo y sin hablar,
sobre su pecho flores carmesí, brotaban sin cesar...


Libre, como el sol cuando amanece, yo soy libre como el mar...
Libre como el ave que escapó de su prisión y puede, al fin, volar...
Libre como el viento que recoge mi lamento y pesar,
camino sin cesar detrás de la verdad y sabré lo que es,al fin, la libertad.           

Música africana

 La música africana, es la música producida por los pueblos del África subsahariana, por distinguirla de la música árabe característica del norte de África. En esta región, con más de 40 naciones —cada una con su propia historia y una mezcla exclusiva de culturas y lenguas— se ha desarrollado una rica tradición musical.

A pesar de su diversidad, posee varios rasgos específicos comunes a todos los estilos musicales. Uno de ellos es el uso de la repetición como principio organizativo. Por ejemplo, en la música para mbira del pueblo shona de Zimbabue, se establece un patrón de repetición gracias a la interacción de las manos que el intérprete utiliza como base para la improvisación. Otra característica común importante es la polifonía (textura musical que consta de dos o más líneas melódicas). La música africana posee, además, una cualidad comunicativa, por la cual varias voces, instrumentos e incluso las manos de un solo intérprete, producen un intercambio lleno de vitalidad. Una de las maneras de producir música es el canto de llamada y respuesta, durante el cual el coro repite un estribillo fijo que se alterna con la voz del cantante solista, quien dispone de mayor libertad para improvisar.

Existen muchos modos distintos de expresión en la música africana. En África Occidental son comunes los conjuntos de tambores con tres a cinco músicos que tocan patrones alternados. En el grupo, cada tambor usa un método diferenciable para percutir el parche, de manera que produzca notas y timbres (colores tonales) que distingan a su instrumento del de los demás. Dichos conjuntos incluyen unas carracas y una campana de metal que se golpea con un palo y que produce un patrón repetitivo (a veces llamado línea temporal) que penetra en la densa textura del conjunto y ayuda a que los percusionistas estén sincronizados unos con otros.

En la música para xilófono akadinda del pueblo baganda de Uganda, hay dos grupos de tres músicos cada uno enfrentados a un mismo xilófono. El primer grupo toca un patrón repetido en octavas, mientras el segundo grupo completa los tiempos vacíos con un patrón de relleno. El tempo (o velocidad) resultante puede aproximarse a las 600 notas por minuto. En el este, centro y sur de África hay grupos de músicos que tocan conjuntos de flautas o trompetas, en los que cada cual contribuye con una única nota en estrictas rotaciones con los demás. La alternancia de las partes crea una rica textura polifónica. Este tipo de técnica de conjuntos, conocida como hoquetus, ha sido también característica de la música antigua europea en los siglos XIV y XV. El hoquetus desempeña un papel importante en la música del pueblo san del desierto del Kalahari y de los pigmeos de los bosques pluviales del centro de África.

Entre los pueblos del sur de África, la polifonía se encuentra más desarrollada en la música vocal. En la música coral tradicional zulú, las voces individuales entran en puntos diferentes y forman un ciclo continuo, durante el cual se superponen unas a otras en una textura compleja y constantemente cambiante. La misma técnica puede ser utilizada en las actuaciones vocales solistas, en las que un cantante saltará de uno a otro punto de entrada con el objetivo de integrarse en la textura polifónica total. La música africana utiliza una amplia variedad de calidades de voz. Es habitual añadir a los instrumentos objetos sonoros como cascabeles, sonajeros y membranas (como en la mbira) para producir un sonido parecido al de un insecto.

En la música africana se usa una amplia gama de instrumentos. Los tambores, uno de los instrumentos más populares, tienen muchas formas y tamaños diferentes. Para los cuerpos se utiliza madera, calabazas y arcilla. Las membranas se hacen con pieles de reptiles, vacas, cabras y otros animales. Entre los tipos de tambores más importantes se incluyen los grupos de tambores afinados en una escala y montados sobre un armazón que tocan un equipo de percusionistas, los tambores de fricción, en los cuales el sonido se produce frotando la membrana, y el tambor de tensión del oeste de África con forma de reloj de arena, a veces llamado tambor parlante, porque puede usarse para imitar los contornos melódicos del habla.

Si bien los estereotipos de la música africana suelen acentuar la importancia de los tambores, existen muchas otras clases de instrumentos de percusión, incluidos golpeadores, campanas, carracas, gongs de madera, calabazas percutidas, vasijas de arcilla, tubos sellados y xilófonos. El lameláfono, un instrumento exclusivo de África, consiste en una serie de láminas de metal o bambú montadas sobre una tabla o una caja. El instrumento se sostiene en las manos o en el regazo del músico, y con los pulgares o los índices se pulsan los extremos libres de las láminas. Los lamelófonos están muy distribuidos por toda África y también se les conoce como mbira, kalimba o likembe.

Entre los instrumentos de cuerda populares en África se encuentran los arcos musicales, laúdes, liras, arpas y cítaras. Los músicos profesionales del pueblo mandinga de Gambia tocan el kora, un arpa-laúd de 21 cuerdas, que incluye tanto cuerdas pulsadas como otras que resuenan por simpatía. El xalam, un laúd de pulso, es un pariente cercano del banjo afroestadounidense y es un instrumento popular en Senegal. El arco musical, que consiste en una cuerda atada por ambos extremos a un arco flexible, desempeña un papel especialmente destacado en la música tradicional de los pueblos del sur de África como los san, los xhosa y los zulúes.

Entre los instrumentos de viento africanos encontramos flautas, silbatos, oboes y trompetas. Las flautas traveseras y rectas están hechas de bambú, caña, madera, arcilla, hueso y otros materiales y están distribuidas por toda la región subsahariana. Las trompetas suelen asociarse con la realeza, están hechas con cuernos de animales o de madera y pueden encontrarse en muchas regiones. Los clarinetes de la región de la sabana al oeste de África están hechos con maíz de Guinea o tallos de sorgo, con una lengüeta cortada de la superficie del tallo en uno de los extremos. Los instrumentos de doble lengüeta, como la algaita de los hausa, provienen del norte de África.
Los músicos profesionales, los griots, han desempeñado una función crucial como historiadores en las monarquías que reinaron entre los siglos X y XX en varias zonas de África. Entre la gente del pueblo mande del oeste de África, los bardos profesionales aún cuentan relatos de poderosos linajes y ofrecen consejos a los gobernadores contemporáneos. Entre los yoruba de Nigeria, un rey incompetente o cruel oirá la primera petición de abdicación de su pueblo a través de sus tambores parlantes. Cuando las tropas gubernamentales de Uganda invadieron el palacio del rey Kabaka de Buganda, se aseguraron primero de destruir los instrumentos musicales reales. En sus memorias, Kabaka describió los tambores reales como el ‘corazón’ de su reino.

La música sigue desempeñando un papel importante en las sociedades africanas. Es un medio para la transmisión de conocimientos y valores, y para celebrar sucesos comunales y personales importantes. La música suele combinarse con el habla, la danza y las artes visuales para crear representaciones conjuntas. Incluso en sociedades con tradiciones menos desarrolladas de músicos profesionales, todos los individuos tienen la posibilidad de participar en un evento musical añadiendo una voz al coro o dando palmas con el ritmo apropiado, y ello se considera parte de las competencias normales de la cultura.

La música suele marcar las etapas más importantes de la vida de una persona. Hay nanas, canciones infantiles de juego y músicas para los ritos de iniciación a la adolescencia, para las bodas, los nombramientos y en homenaje a los ancestros. Entre los yoruba de Nigeria la madre de gemelos debe interpretar un repertorio especial de canciones. En Ghana hay canciones para tejer y para celebrar la caída de la primera dentición del niño.

En muchas religiones africanas, el sonido es considerado unos de los medios primigenios con que las deidades y los humanos imponen orden en el Universo. En África Occidental, los percusionistas desempeñan un papel esencial en las ceremonias de trance y posesión, en las que los dioses entran o ‘cabalgan’ sobre los cuerpos de los devotos. Un buen intérprete de tambor debe conocer composiciones de ritmos específicos para cada uno de los dioses y ser responsable de regular el flujo de poder sobrenatural en el contexto del rito. En Zimbabue, los músicos shona que tocan la mbira crean un entorno sonoro que estimula la posesión a manos de los espíritus de los ancestros, lo que constituye una parte imprescindible de la curación.

La música también se utiliza para organizar las actividades laborales. Los hombres kpelle de Liberia usan una forma de hoquetus vocal para coordinar sus golpes de machete al despejar y limpiar la densa maraña de sus campos de arroz. En las sociedades pigmeas de los bosques pluviales centrales, los cantos y gritos se usan para coordinar los movimientos de los cazadores en la espesura, y en el sur de África, hay grupos de niños que usan flautas y otros instrumentos para controlar el movimiento del ganado.

La música popular africana actual es una mezcla de distintos elementos de las tradiciones musicales africanas, europeas, americanas y de Oriente Próximo. En la mayor parte del continente, surgió a raíz de la llegada de los primeros colonos a principios del siglo XX. El desarrollo de los estilos populares ha estado a menudo muy influido por la expansión de los medios electrónicos. La popularidad internacional de la música africana creció durante la década de 1980, en parte por la participación de músicos africanos en los álbumes de las estrellas del pop Paul Simon, Peter Gabriel y David Byrne y por el compromiso de muchos músicos para acabar con el régimen del apartheid surafricano.

El estilo más influyente en el ámbito africano es la música de banda de guitarras del Congo, también llamada soukous. Influida por la música afrocubana, este estilo se desarrolló en las ciudades del África central, y ahora la tocan grupos de Kinshasa, Brazzaville y París. Entre las figuras del soukous están Franco y l'Orchestre O.K. Jazz, Rochereau, Mbilia Bel, Papa Wemba y Loketa.

A finales del siglo XIX un estilo llamado highlife comenzó a desarrollarse en Ghana. Existen dos tipos de agrupaciones de highlife (orquestas de baile en las que los músicos han desarrollado una versión africana de la música de salón occidental), una está compuesta por trompetas y saxofones y la otra por guitarras, que suele incluir varias guitarras eléctricas y una batería de instrumentos de percusión. En Nigeria, el estilo afro-beat de Fela Anikulapo-Kuti, antiguamente músico de highlife, está muy influida por la música popular afroamericana y el jazz. Los músicos yoruba han desarrollado una variante de la banda highlife con guitarras llamada juju, que utiliza proverbios tradicionales y poesía devocional e incorpora el tambor parlante. Algunas de las estrellas más populares de la música juju son King Sunny Adé y el ‘Comandante en Jefe’ Ebenezer Obey. En Zimbabue, Thomas Mapfumo y el guitarrista Joshua Sithole han contribuido a desarrollar un estilo llamado jiti, transfiriendo los patrones de la mbira shona a la guitarra eléctrica. Este estilo ha desempeñado un papel importante en la difusión de las canciones de la resistencia durante la guerra de la independencia contra el gobierno controlado por los blancos en Rhodesia.

La tradición de los griots profesionales en la región de las sabanas del África Occidental se ha desarrollado gracias a músicos como Youssou N'Dour de Senegal y Salif Keita de Malí. Estos músicos, que a menudo graban en París, usan instrumentos tradicionales como el xilófono y el kora, además de las guitarras eléctricas y los sintetizadores. Sus estilos vocales reflejan la influencia de la música islámica sobre la música de la región de la sabana.

Suráfrica es hogar de algunos de los estilos mejor conocidos de la música popular africana. El mbaqanga, que se desarrolló en los guetos ocupados por población negra segregada durante la era del apartheid, es la forma más popular de música de baile. Los grupos contemporáneos de mbaqanga, como los Soul Brothers o Mahlathini and the Mahotella Queens, incluyen un cantante solista y un coro, guitarra y bajo eléctricos, batería y algún tipo de combinación de saxos, acordeón u órgano. El estilo coral masculino zulú del isicathamiya ("el camino de los pasos"), que interpreta Ladysmith Black Mambazo, proviene de las canciones de boda tradicionales, los estilos corales afroamericanos y los himnos de iglesia estilo Wesleyan.

El tráfico de esclavos en el periodo colonial americano produjo la llegada de ritmos africanos al nuevo continente que influyeron enormemente en la música nativa. El tango, el jazz, la habanera, el blues, el candomblé y el frebo bahiano son herederos de las diferentes músicas africanas. La habanera, el jazz y el blues tienen un mismo origen afroamericano. En Brasil, tanto en la región carioca como en la bahiana la influencia de la población negra es crucial en los registros y secuencias rítmicas. En el Río de la Plata, el candembe uruguayo es heredero directo de la música africana, mientras que el tango argentino recibe sus influencias negras a través de la habanera y la milonga. El término ‘tango’ procede de un vocablo de origen africano que significa reunión o conjunto de personas.


Encarta ® 2005. 

sábado, 20 de agosto de 2011

La música de Joan Manuel Serrat

La música de Cantares
 
Todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre la mar.

Nunca perseguí la gloria,
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción;
yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles,
como pompas de jabón.

Me gusta verlos pintarse
de sol y grana, volar
bajo el cielo azul, temblar
súbitamente y quebrarse.

Nunca perseguí la gloria...

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.

Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.

Caminante no hay camino
sino estelas en la mar...

Hace algún tiempo en ese lugar
donde hoy los bosques se visten de espinos
se oyó la voz de un poeta gritar:
«Caminante no hay camino,
se hace camino al andar...»
golpe a golpe, verso a verso...

Murió el poeta lejos del hogar.
Le cubre el polvo de un país vecino.
Al alejarse le vieron llorar.
«Caminante no hay camino,
se hace camino al andar...»
golpe a golpe, verso a verso...

Cuando el jilguero no puede cantar,
cuando el poeta es un peregrino,
cuando de nada nos sirve rezar.
«Caminante no hay camino,
se hace camino al andar...»
golpe a golpe, verso a verso.



La música de Soda Stereo

De Musica Ligera
Ella durmió
al calor de las masas
y yo desperté
queriendo soñarla
algún tiempo atrás
pensé en escribirle
que nunca sorteé
las trampas del amor
De aquel amor
de música ligera
nada nos libra
nada mas queda
No le enviaré
cenizas de rosas
ni pienso evitar
un roce secreto
De aquel amor
de música ligera
nada nos libra
nada mas queda
De aquel amor
de música ligera
nada nos libra
nada más queda
nada más queda
nada más queda
nada más queda

Soda Stereo

Música judía




La música judía antigua parece haber sido utilizada principalmente para el culto público, pero también en ocasiones, casi rituales, como coronaciones y celebraciones. De hecho, tal como indican muchos pasajes del Antiguo Testamento, sería difícil para los judíos imaginar una ocasión de alegría en la que no estuviera presente la música.

Los antiguos judíos utilizaban varios instrumentos de cuerda, el más característico era el kinor o lira. Se trataba, según la tradición, del instrumento del rey David. Otros instrumentos de cuerda eran el nevel o arpa, y el asor o cítara. Los instrumentos como el ugav o tubo de lengüeta, y el jalil o flauta, que poseían connotaciones orgiásticas en Israel y en Grecia, fueron objeto de desaprobación por parte de los sacerdotes. La jatsotsra o trompeta y el shofar o cuerno de carnero, eran instrumentos rituales utilizados en el templo y en conexión con la monarquía. Este último aún desempeña un papel destacado en los ritos judíos. Entre los instrumentos de percusión se encuentran el tof (un tambor de marco tipo pandereta tocado por mujeres), el pa'amón, la campana o cencerro, y los metsiltayim o platillos.

Las melodías utilizadas en la liturgia son tanto de carácter tetracordal (basadas en escalas de cuatro notas) como modal. Los textos litúrgicos eran entonados por los sacerdotes, mientras una orquesta de músicos profesionales acompañaba a éstos con versiones ornamentadas de las melodías cantadas. El canto de la congregación también era antifonal: los sacerdotes o un conjunto coral cualificado cantaban una parte y la congregación otra. El ritmo solía ajustarse a los acentos de las sílabas de las palabras.

Después de la diáspora y la posterior destrucción del Templo a manos de los romanos en el año 70 d.C., la sinagoga adquirió una importancia cada vez mayor. La práctica litúrgica de la cantilena (el canto de las Escrituras), que remonta su origen al siglo V a.C., y que interpretaban músicos-sacerdotes, se convirtió en obligación de una sola casta de la congregación alrededor del siglo I d.C. A partir de entonces se prohibió cualquier tipo de acompañamiento con instrumentos musicales. La congregación masculina al completo cantaba los responsos, en cualquier sitio que se requiriera el servicio. La práctica de la cantilena y el deseo de que se interpretara de manera correcta dio lugar a un incipiente sistema de notación durante el siglo V d.C. y a la conservación de cantos antiguos en determinados grupos, como el de los judíos yemenitas. La investigación del canto yemenita y babilónico demostró que el canto cristiano tiene una gran deuda con el antiguo modelo judío.

Sin embargo, se desarrollaron nuevas formas, y dichos himnos y modos de oración posbíblicos (muchos de ellos basados en sistemas métricos y rítmicos árabes) crearon la necesidad de contar con músicos profesionales. Por consiguiente, a principios de la edad media se instauró el oficio del jazán o cantor litúrgico.

Al principio, la obligación fundamental del cantor era hacerse cargo de la parte más complicada de la liturgia. No obstante, alrededor del siglo VIII, los cantores comenzaron a improvisar en sus interpretaciones. Después de muchos siglos, esta práctica (que cada vez incluía más elementos de canciones no judías así como melodías de himnos católicos romanos y protestantes) se tradujo en unas melodías de canto litúrgico extremadamente elaboradas, muy alejadas de los modos de oración originales de la antigüedad.

En el siglo XVI, los extáticos nigunim o himnos sin palabras, de los seguidores de la esotérica y mística cábala y de sus descendientes espirituales, los hasídicos de los siglos XVIII y XIX, heredaron el estilo del canto litúrgico ornamental. Inspirados originariamente en doctrinas religiosas que acentuaban una vocalización espontánea y una expresividad emotiva de las palabras de la oración, fueron degenerando como resultado de los repetidos intentos, frecuentes e inapropiados, de mezclar las melodías judías con la música artística europea. Sin embargo, las canciones y danzas jasídicas revisten un gran interés.

A partir del siglo XV, en los guetos de Europa oriental había grupos de músicos folclóricos (kleizmerim) que tocaban música escrita en partituras, y que la interpretaban en los servicios de la sinagoga así como en las festividades profanas. Ocasionalmente, han actuado ante un público cristiano, convirtiendo la música en medio de intercambio cultural. El estilo kleizmer renació en la década de 1980, gracias a músicos aficionados que interpretan música popular y folclórica con varios instrumentos.

Los intentos de reformar la liturgia datan del siglo XIX. La figura principal de la reforma fue Salomón Sulzer, que era el cantor litúrgico principal de la comunidad judía de Viena y un compositor de buena formación. Sulzer reconoció el carácter oriental de la música judía y se esforzó por elaborar un servicio litúrgico disciplinado que incorporase esta tradición de una manera aceptable para la comunidad judía occidentalizada.

Durante el siglo XX, varios compositores, entre ellos el suizo-estadounidense Ernest Bloch y el francés Darius Milhaud, crearon unos arreglos orquestales y corales para los servicios de la sinagoga. Otros compositores, como el norteamericano Leonard Bernstein en su sinfonía Kadish (1961-1963), incorporaron las melodías judías de rezo hogareñas a sus músicas. Steve Reich ha combinado los procedimientos del minimalismo con un idioma melódico lleno de ecos de música folclórica judía en Tehilim (1981), una composición basada en tres salmos. Por el contrario, otros compositores se han dedicado a tratar el tema judío con un lenguaje musical completamente occidental, como Arnold Schönberg en la ópera Moses und Aron (1930-1932) y Aaron Copland en su trío para piano Vitebsk (1927).

En Israel, las canciones folclóricas espirituales del judaísmo oriental, que contienen reminiscencias de la música árabe, han comenzado a fusionarse con ella y con las canciones de los judíos europeos. Gran parte de la música original israelí reunifica los elementos orientales tradicionales con los de la música occidental contemporánea.


Enciclopedia Microsoft ® Encarta ® 2005.

sábado, 13 de agosto de 2011

La música de Eladia Blázquez

Prohibido prohibir
Eladia Blázquez


No se puede prohibir, ni se puede negar
el derecho a vivir, la razón de soñar...
No se puede prohibir, el creer ni el crear,
ni la tierra excluir, ni la luna ocultar...
No se puede prohibir, ni una pizca de amor,
ni se puede eludir que retoñe la flor...
Ni del alma el vibrar, ni del pulso el latir,
ni la vida en su andar... No se puede prohibir.

No se puede prohibir, la elección de pensar
ni se puede impedir, la tormenta en el mar...
No se puede prohibir, que en un vuelo interior
un gorrión al partir, busque un cielo mejor...
No se puede prohibir, el impulso vital,
ni la gota de miel, ni el granito de sal...
Ni las ganas sin par, ni el deseo sin fin
de reír, de llorar, no se puede prohibir.

No se puede prohibir, el color tornasol
de la tarde al morir, en la puesta de sol.
No se puede prohibir, el afán de cantar,
ni el deber de decir lo que no hay que callar...
Sólo el hombre incapaz de entender, de sentir
ha logrado, al final, su grandeza prohibir,
y se niega el sabor y la simple verdad,
de vivir en amor y en total libertad...
Si tuviese el poder de poder decidir...
Dictaría una ley... ¡Es prohibido prohibir!