lunes, 5 de septiembre de 2011

Johann Sebastian Bach

Concierto para violín nº1 en La menor, BWV 1041

    Este concierto data posiblemente de 1720 y es una muestra admirable de la capacidad de Bach para innovar sobre los modelos consagrados por la tradición. En este caso consigue no solo individualizar la parte del solista y de la orquesta, sino que ambos grupos intercambian material melódico y temático, se mezclan, se separan, dando una sensación de movimiento continuo, de constante cambio. El acompañamiento, aunque limitado a las cuerdas, es también más rico en detalles, en contraste con muchas páginas italianas de la época, en las que siempre es algo secundario, una especie de relleno, cuya función básica es diferenciarse del solista o acompañarlo sin que se note demasiado. Todo eso está ya presente en el Allegro inicial, un movimiento caracterizado por la energía rítmica y los contrastes entre tutti y el solista.

    El Andante central empieza en el bajo continuo, que presenta una idea de ostinato, una fórmula rítmico-melódica que se irá repitiendo inexorablemente a lo largo de todo el tiempo, sobre la cual el solista, en una intervención teñida de lirismo, despliega una sentida y ornamentada melodía. 

El Allegro assai final toma la forma de una giga, una danza típica de las suites instrumentales, que cierra la partitura de una forma brillante, acentuada por algunos pasajes fugados y por dos extensos episodios solísticos de considerable dificultad técnica para el intérprete.

Gran Selección. Deutsche Grammophon. Santillana S.A., 2008   




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