Laúd
El laúd es un instrumento de cuerda muy utilizado
entre los siglos XIV y XVIII y que ha resurgido en el siglo XX. También designa
a todo instrumento en el que las cuerdas se sitúan en un plano paralelo a la caja
a lo largo de un mástil saliente. Las formas más antiguas del laúd se remontan
quizá a unos 3.000 años. El laúd es también un instrumento de cuerda pulsada,
con una caja de resonancia panzuda y un mástil provisto, por lo general, de
trastes. Algunos laúdes tenían hasta 13 pares de cuerdas.
Los precedentes del laúd son la Pandora o
pandoura, de la Grecia y Roma antiguas, con el mástil largo y el ‘ud de Oriente
medio, que tiene el mástil corto sin trastes y se toca con un plectro y no con
los dedos
El laúd fijó su forma clásica en torno al año
1500. Tiene una tapa plana de abeto y un fondo en forma de pera, profundo y muy
ligero, formado por estrechos gajos de madera pegados entre ellos por sus
lados, y de siete a diez trastes de tripa alrededor del mástil. Seis pares de
cuerdas (cuerdas dobles) van desde las clavijas (colocadas en un clavijero
doblado en ángulo hacia atrás del mástil), al puente pegado en la tapa. La
afinación más característica en el renacimiento fue la 1-la 2, re 2-re 3, sol
2-sol 3, si 3-si 3, mi
4-mi 4 y la 4. La cuerda aguda suele ser sencilla. Por encima del puente hay
una abertura redonda en la que se coloca una talla muy decorada o rosetón. Los
dedos de la mano derecha del intérprete pulsan las cuerdas. El lautista inglés
John Dowland (1563-1641) fue un destacado compositor para este instrumento
durante el renacimiento.
Hacia el 1600, con el comienzo del barroco, se
añadieron cuerdas graves al laúd (cuatro por lo general). Estas cuerdas no
podían ser pisadas con los dedos, pero se afinaban en notas descendentes (fa 1, mi 1, re 1, do 1). Los
músicos franceses, como Denis Gaultier (1603-1672), compusieron un notable
repertorio para este instrumento. Se construyeron laúdes más grandes con mayor
número y longitud de cuerdas; se incluye aquí la tiorba, el chitarrone y el
archilaúd. En torno al año 1700 la introducción de cuerdas entorchadas permitió
que las cuerdas graves fueran de longitud normal. Los laúdes típicos del siglo
XVIII tienen un clavijero doblado y un mástil ancho sobre el que hay entre
cinco y siete cuerdas metálicas con las seis cuerdas dobles afinadas por lo
general en la 1-la 2, re 2-re 3, fa 3-fa 3, la 3-la 3, re 4-re 4, fa 4-fa 4.
El laúd se introdujo en la Europa medieval desde
la cultura árabe como instrumento de púa, con cuatro pares de cuerdas. Su
antecedente fue el 'ud (escrito oud por los instrumentistas actuales de los
Balcanes), que hoy es un instrumento sin trastes, pulsado con plectro y con dos
a siete cuerdas dobles. Están relacionados con el 'ud y con el laúd la cobza
rumana, la mandolina y la mandola medieval. Éstos se parecen en general a los
laúdes de mástil corto surgidos en el Próximo Oriente en torno al 700 a .C. Con una expansión
tanto al este como al oeste, tales laúdes evolucionaron hacia el pipa chino y
el biwa japonés. En Mesopotamia hacia el 2000 a .C. se conocieron laúdes de cuerpo poco
profundo y mástil largo. Ejemplos modernos incluyen el bouzouki griego y el
samisen japonés.
Encarta, 2005
La enciclopeida del estudiante, Santillana, 2006
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